Los dos grandes mentirosos me piden que cierre sus telones.
El baile de las rosas resulta monótono en el otoño.
Las gargantas de arena solo dibujan el amor en cuatro letras,
Y la poesía muere en lodazales de costumbre.

Los soles emigran cansados de alumbrar a un mundo
Que ruega desaparecer en tinieblas de hipocresía.
No se dan cuenta las mascaras que no pueden
Existir, allí donde no hay caras que las sostengan.

La luna se disuelve en el agua divina
Que es manchada por estéticas concebidas.
La tristeza es sesgada por gurus
Y la alegría perdió su color al ser obligada a existir.

En las calles de ladrillo los diablillos
Sin ningún escrúpulo hacen llorar al piano melancólico.
Se excusan los corazones en morales creadas en mente,
Otorgándole autoridad a quien nunca sintió.

Estupideces abordan los labios secos,
Hinchando ilusiones de quien no sabe existir
Ya son las doce…
Y este paupérrimo espectáculo lastima mis sentidos

Los pies corren a la libertad de la nada,
Donde podemos existir sin miedo en el todo
Quizás solo este escuchando
A los dos grandes mentirosos pedirme que cierre sus telones.