El cielo estaba más insoportable que de costumbre, preservando todo con esa inverosímil vanidad y su grandeza talvez a mi pesar justificada.
Es como la ausencia de algo que siempre a faltado pero solo aparece, como para recordar que sigue ahí, a veces cuando duele, quizá por su estado superior, inefable, intocable, y al fin y al cabo insoportable.
El olor de ella lo atormentaba de ausencia, tanto era lo sentido que la distancia se hacia a su espalda, y todo se tornaba oscuro pero comprensible, solamente comprensible hasta el punto que se comprende la dependencia a unos ojos o una boca.
Se desvanecían como si nunca hubieran estado, las miradas ajenas se tornaban inútiles y hasta inexistentes por momentos, nada importante, ni siquiera el viento que siempre parecía en contra de ellos, lo sabían ahora indeterminado, confuso y por momentos confundido de inutilidad, pues su trabajo ya no tenía remedio ni recompensa, ya nada podía separarlos, ya estaban por fin solos, juntos pero solos y en los momentos mas sublimes, quizá sin mas descripciones, simplemente solos.
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