---VISITA---
Ya es demasiado tarde para ponerse a cocinar, por lo que a Ernesto le pareció mejor salir al abastecedor de la esquina, comprar unas frituras y un jugo de naranja, para luego regresar a su apartamento subiendo las 38 gradas que cuenta una por una mientras asciende hasta su puerta.
Entra, ve el sillón, la alfombra y el televisor prendido en el canal de la novela. –Mamá, vos siempre viendo novelas cuando yo quiero ver el football- , dijo Ernesto utilizando un tono risueño, -si hoy juega el Moustro, pero es tu novela, ni modo- Ernesto se sienta en el sofá, estira los pies y se resigna a ver “Lazos de odio y amor”, un segundo antes de que Damián le declare amor eterno a Cristina, escucha un palanganazo en la cocina, - ¿Que habrá sido?, voy a fijarme mamá, ¡estate tranquila!- Ernesto sabia por dentro que era el horrible visitante del que no pudo deshacerse la semana pasada, y es que por mas veneno que puso, no logró matar al condenado.
Sabia lo que a su mama le desagradaban los ratones, y que al fin de cuentas, no era frecuente que ella llegara a quedarse un tiempito en su apartamento, por lo que decidió mentirle, de por sí una mentirita piadosa no daña a nadie, - Mamá tranquila que fue el viento quien tiro los trastes, siempre olvido cerrar la ventana de la cocina.- , nunca escuchó respuesta, Ernesto trató de no dar muchas explicaciones además pensaba que su madre estaba mas preocupada por la novela que por saber que había provocado el estruendo.
La mañana siguiente Ernesto se levantó temprano por la mañana y decide hacer un buen desayuno, en pos de reivindicarle a su madre la apenada cena de ayer. Fríe unos huevos pateados con tocineta y chorrea café, -Te acuerdas mamá, cuanto le gustan los huevos así a Gabriela, ojala y regresara de México, ¿solo a la jupona de mi hermana se le ocurre irse a bretiar tan largo verdad?- Ernesto sirve los dos platos y endulza los dos cafés, toma el periódico, y hace que lo está leyendo, por dentro solo le pide a Dios que no regrese el roedor, que no se aparezca, que ni se asome, al menos no hasta que doña Blanca saliera de la cocina y se entretuviese un rato con el jardincito de la terraza. –Voy a recoger todo, vaya atrás que yo me encargo de lavar los platos-
Una vez que Ernesto está solo, cierra la puerta de la cocina, se recoge las mangas, y toma la escoba, - No me vas a joder la vida- dice con vos bajita, casi para si mismo. Busca detrás de cada mueble, debajo de la refrigeradora y del horno, -Yo se que estás aquí, me voy por que ya estoy tarde para el trabajo, pero regreso por vos, he- .
-¡Mirá mamá! Vení a ver-, entra en la tarde Ernesto por la puerta del apartamento con una bolsa del supermercado, -pedí permiso para salir temprano, voy a hacernos unos macarrones y una salsita y italiana como las que haces vos, déjamelo todo a mi- Ernesto sabia que doña Blanca se podía encargar de todo, pero le aterrorizaba la idea de que su madre se enterará del visitante, así que cuando entro a la cocina nuevamente cerro la puerta, puso las bolsas sobre la mesa, antes de sacar todo lo de la comida, abrió una bolsa con cinco trampas para ratones, de esas de madera y que tienen un seguro de metal para poner una carnada, no sabia bien que ponerle, pero en las películas les ponen queso, así que corto los cinco trocitos, procurando que siempre quedará lo suficiente para los macarrones.
Puso trampas en un par de esquinas, detrás de los muebles y otra debajo de la refrigeradora, -listo, ahora si que te voy a atrapar- , parecía decirlo con tono de telenovela, se reía solo por que se acordó del capitulo en que Damián mató a su hermano para poderse quedar con Cristina.
Luego de comer fue a la terraza para ver como estaba,- mamá a vos si que te gustan los geranios, por eso te tengo aquí sembrados estos, solo que debería pintar esta pared antes de que llegue el invierno- Se paso un gran tiempo con las flores y cayendo la tarde saco un bote de pintura y se puso a pintar, en eso, escucho algo en la cocina, estaba seguro que era una de sus trampas, así que corrió rápidamente, ni siquiera se limpio los zapatos antes de entrar, cuando llegó vio unos trastos tirados en el pico pero todas las trampas estaban vacías, las revisó una por una.
Era tanto el miedo y la frustración que Ernesto decidió seguir pintando mañana, guardo las cosas y se baño rápidamente. Cuando salio del baño prendió el televisor, y puso la novela, Cristina desfilaba por la alfombra roja hasta el altar donde Julio, el hermano de Damián que en realidad no había muerto la esperaba, en ese instante escucho que alguien tocaba la puerta, se levanto y fue a regañadientes consigo mismo, cuando la abrió no podía creerlo. -¡Gabriela!, ¿Qué haces aquí?, ¡pasá, pasá!- , -Mirá Ernesto la verdad es que no lo tenia planeado pero la empresa me mando hasta aquí para una reunión y no podía dejar de verte- en ese momento, mientras Gabriela hablaba se escucho un latigazo metálico seguido de un chillido agonizante, Ernesto salio corriendo hacia la cocina y detrás de él Gabriela, Cuando llegaron Ernesto se dio cuenta que por fin había atrapado al desgraciado, -¡Vistes lo atrape!- ,-desde hace días quería verlo así- Gabriela estaba en blanco, había heredado de su madre la misma fobia a los roedores, pero al ver que ya estaba muerto pudo soltar palabras,- ¿te acuerdas Erni como mama le tenia tanto miedo a estos animales?- Ernesto levanto la mirada – si claro que me acuerdo, en ocasiones hasta siento que está aquí de visita, como si estuviera viva-
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