estaba escribiendo sobre mi mesa cuando vi que un perro olisqueaba mi zapato. ¿qué quieres, perro?, le dije. este me miró y empezó a ladrarme, luego, se volvió y con sus patas posteriores empezó a echarme toda la basura que estaba en el piso. me paré y le aventé un librazo por todo el cuerpo. le cayó por suerte y se fue, dejándome solo con mi texto... avancé un poco mas, trataba de dos chicos que estaban jugando con la hermana de uno de ellos, a la puta. la hermana era la puta, y cada uno de los chicos, amantes furtivos, le pagaban unas monedas para encerrarse en el cuartucho allí por el campo y darse una banqueteada... la historia seguía chévere cuando entró súbitamente a mi cuarto un señor vestido de negro. usaba un sombrero blanco, de alas grandes, una camisa negra y corbata blanca. sonrió cuando me vio, le vi sus dientes de oro. recordé a gog. ¿sí?, pregunté, qué desea. ¿eres escritor?, él preguntó. le dije que no. ¿eres periodista?. tampoco. y, ¿qué haces escribiendo?. le dije que escribía una historia acerca de una chica que es hermana de un muchacho y prima de otro muchacho, con quien juega a ser la puta. el hombre de negro me miró y sin pedir permiso, cogió mi texto, lo leyó, y luego lo hizo pedacitos, diciéndome que no sabía escribir, que soy autodidacta de media suela, y que si quería debería seguir sus indicaciones y consejos. le dije que no, que no era necesario. agregué que me gusta escribir, pero no soy escritor, tan solo escribo porque me siento solo, y como nadie me escribe, escribo para quien guste. volvió a mirarme y abrió su bocota y pude ver sus dientes de oro. se quitó el saco negro y me entregó un libro que decía algo acerca de cómo escribir novelas: cartas a un novelista, de vargas llosa. estaba bonita la carátula, la pasta y las hojas eran de papel mate, cremoso. me gustó el libro. lo abrí y me puse a leerlo... la verdad es que el día completo estaba aburrido. gracias, le dije, lo voy a leer apenas tenga un tiempo. el tipo de paró, se sacó el sombrero y vi que tenía un cabello largo como una mujer y de color blanco, me dio miedo, parecía un ángel viejo escapado de los infiernos. me paré cuando él se paró, y salió despacio a través de todos los salones de mi vieja casona. apenas escuché que cerraba la puerta principal, cogí el libro de vargas llosa y lo tiré al tacho, para luego, continuar con mi escritura, aunque no recordaba lo que había avanzado hasta antes que llegara el elegante y misterioso personaje con aires de crítico literario, y del que me enteré que lo era, a través de unos chismosos vecinos de mi viejo barrio. la verdad es que el vargas, me aburrió, y no es que me sintiera superior al vargas llosa, o al tipo misterioso, no, lo que ocurría era que se me había quitado las ganas de escribir, estaba bloqueado. me vestí como para salir a tomar un café. tomé un taxi y me fui a un restaurante de puros españoles y catalanes. pedí a la mesera una cena, una botella de vino tinto y que subiera el volumen a la música de la radiola. tenía mucha sed y mas hambre. cuando terminé de cenar en el restaurante español, fui hacia mí casa. entré y subí hacia mi cuarto y me tiré en la cama... ya estaba por dormirme cuando vi al mismo tipo de cabellos blancos en la puerta de cuarto... me miró a los ojos y me dijo hasta cuándo pensaba esconderme. le dije que lejos, mas allá del tiempo. eso no puede ser compañero, me dijo. luego se hizo un silencio, estornudó. ¿y la novela? ¿para cuándo?, me inquirió. le miré a los ojos y este volvió a quitarse el bello sombrero blanco, luego su saco, sus zapatos y me dijo que me iba a dar una buena paliza por insurrecto. cogí una barra de acero y se la tiré por la cabeza. salió toda la porquería de su vida. vi a la vida muy contenta, me alegré por ella. cogí mis lentes, un par de libros que me interesaban y fui hacia el baño... después de leer y bañarme con agua caliente, me sequé y me puse un pijama. me senté sobre mi mesa y me puse a continuar escribiendo... estaba en que la chica recoge el dinero de su hermano y de su primo, por tirársela. le agregué que termina embarazada, que tiene un hijo y que el padre del niño, que es su primo, se muere de un terrible accidente. el pobre vio dos cables sueltos colgando del techo de su cuartillo y lo tocó por una casualidad. era la corriente principal. me gustó cómo había avanzado la novela y seguía pensando de esa manera si no fuera porque el alma de este crítico se sentó frente a mí. le vi estirarse como un perro y decirme cosas incontestables... no cesaba de aullar, hasta que cogí mi texto y lo lancé por una fogata de la casa... me gustó lo que observaba y sentí las ganas de continuar escribiendo de otras cosas, hasta que alguien volviera aparecerse y dijera si aún escribo bien, o muy mal...