Porque no puedo alcanzarla? Quiero que sea mía y no me lo permite. Si yo solo quiero hacerla feliz, no lo entiendo! Pongo mi vida en sus manos y no lo nota. No me canso de decirle que la amo y ella no responde. Sé que me quiere, lo sé, lo siento, pero necesito escucharlo. Ya no puedo dormir si antes escuchar su voz, pero desconecta sus teléfonos, dice que la ahogo… ahogarla? Si cuando dos seres se aman se necesitan y se llaman!
Su alegría me exaspera, mientras yo desvanezco y me lo paso en vela, ella ríe.
A veces es tan mía y me siento parte de ella, pero de un momento a otro se evapora y ya no esta. Me siento otra vez sólo estando a su lado.
Su mirada es absorbente y me transporta a un torbellino de pasiones. Hechiza a todos con su charme irresistible, jamás pasando desapercibida. Me lleva al cielo con sus encantos y luego me golpea con su aspereza, me tiene a sus pies en el minuto que ella desee.
Su deseo de libertad la incita a tomar distancia. Hay un abismo entre nosotros.
Ella dice que la vida es un postre y hay que darle con todo, he dejado hasta mi trabajo de lado por su filosofía, soy cómplice de sus delirios y fantasías, pero no le basta.
Me asusta saber que es presa ideal de cualquier hombre, pero me tranquiliza saberla indomable.
La siento en la oscuridad, su magnetismo me electriza. Su imaginación es tan infinita que cerrando los ojos me lleva a mundos paradisíacos y descabellados.
Soy blanco fácil cuando quiere conseguir algo, me envuelve en sus garras y me lleva al éxtasis, dejándome rendido y vulnerable. Sabe como convencerme con dulzura y refinamiento de tal forma que me tiraría de cabeza del edificio más alto si ella me lo pidiese.
Quiero ser su protector, llevarla de la mano, brindarle seguridad, pero su espíritu independiente no se lo permite. Esta siempre ahí de pie erguida con la frente bien en alto, como a la defensiva conmigo.
Libre como el viento, extravagante. ¿Cómo podría embotellar al aire? Parece agua brava que me ahoga y al tomarla se me escurre entre los dedos.
Canta, baila, ríe, juega, niña mujer me enloquecerás! Pero prefiero vivir demente que morir en la lucidez de tu ausencia.
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