Capitulo VII
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Me subí al carro y me dirigí al lago, sabía como llegar a ese lago, el lago Valverde, lo recordaba, no hay tantos lagos después de todo, solo estaba una hora saliendo de la ciudad. Continué hasta la carretera y seguí de frente, venía todavía agitado por todo lo ocurrido, tenía miedo, ganas de echarme a llorar, pero no, todavía no terminaba. Era de noche y no mucha gente sale en estas temporadas en carretera, solamente la gente que sale por cuestión de negocios, muy poca sale de vacaciones, pero estaba bien, era perfecto, en el lago echaba el cuerpo como dijo Puschkin, si, y Marisa me daría los papeles al verse acorralada. Cuando estaba mas cerca, noté que un carro me seguía muy de cerca, sospechosamente quiero decir, y ese carro se me hacía familiar, pero no recordaba en donde lo había visto, hasta que se junto mas recordé, era un carro que estaba estacionado afuera de mi casa, no precisamente enfrente, mas bien en la otra cera un poco atrás, era un hecho me estaba siguiendo. La noche hacía que la carretera fuera iluminada solamente por las luces de nuestros vehículos, estábamos cruzando enseguida de un bosque, y lo que me hacía poner mas nerviosos, “que tal que fuera un policía”, tenía que hacer algo al respecto, si no vería toda la escena en cuanto llegara a la cabaña, y descubriría el cuerpo de Eric. Cuando menos lo esperaba una sombra cubrió el parabrisas de mi carro, bloqueándome la vista al frente, causó un descontrol, me salí de la carretera y fui a impactarme contra un Pino, el impacto me proyectó al frente y me di un fuerte golpe, vi sangre en el volante y sentía las gotas correr por mi rostro, bajé como pude del carro, y un carro se había detenido. Un sujeto se aproximó hacia mí, y me dijo:
-¿Estas bien?- mi mirada aun estaba borrosa, no distinguía el rostro del tipo aun
-No muy bien, algo se me atravesó-
-Que raro yo venía detrás de ti y no vi nada-
-¿Qué?, ¿venías detrás de mi?, ¿tu eres el sujeto del carro rojo?-
-Si, ¿porque?-
-Tu me estabas siguiendo, desde mi casa ¿porqué?-
-Eh, ¿no se de que estas hablando?- mi vista cobraba visión y lo vi, era un sujeto definitivamente peculiar, pequeño y obseso, su cabello castaño, y con barba de candado,
-Si, tu me estabas siguiendo, ¡admítelo!-
-No no, claro que no, estas loco- me levanté y yo era mas alto que él, caminé hasta su carro-¿Que haces? ¿Que demonios haces?-
Y luego vi en el interior del carro, tenía un fólder con archivos fuera, en uno de ellos, estaba mi foto, con mi nombre completo, giré y él ya me estaba apuntando con una pequeña pistola.
-Bien, muy bien, parece que no fui tan astuto como pensé, así que aléjate de mi carro- nos separaban un par de metros solamente, tal vez 5,- dame los papeles, solo a eso vengo-
-¿Que quieres decir?- le pregunté
-La compañía en donde trabajabas me contrató para recuperar los papeles, ya sabes la policía tardaría demasiado,-
-Si, amigo pero yo no los tengo, ¡es lo que nadie entiende!-
-Entonces ¿a quien se los vendiste?-
-No los vendí, me los robaron-
-Jajaja, buen intento, pero no soy estúpido, ¿quien te los iba querer robar?- fue cuando entendí que el tipo no aceptaría otra cosa mas que lo papeles, y se los iba a dar cuando los recuperara, a horita no podía, no solo porque no los tenía si no porque faltaba la otra parte de mi problema, “el cadáver”.
-Esta bien, te los voy a dar- mi mente estaba pensando rápido, una manera de quitarme de encima a este enano molesto, fue siguiéndome de cerca con la pistola al frente, y luego se me ocurrió, “todavía traía la pata de cabra”, estaba en el asiento trasero.
-Oye y a todo esto, ¿Ya me despidieron?-
-Que voy a saber yo-
-¿No te dicen nada?-
-Vamos, dame los papeles y acabemos con esto- no resultó del todo, quería distraerlo y para que bajara la pistola.
-Están en el asiento trasero no te preocupes- llegué y abrí la puerta, no estaban los papeles que él buscaba pero otros papeles si, y en el piso la pata de cabra, era sencillo solo le arrojaría los papeles en el rostro y luego lo golpearía en la cabeza.
No era tan rápido, cuando voltee con el montón de papeles y archivos del trabajo de Eric, mantuve el arma escondida en mi espalda con la otra mano, y cuando se aproximó a recogerlos, se los arrojé en la cara, y rápidamente lo golpee, como decía no fui tan rápido, sentí un dolor en mi hombro, un proyectil salido de la pistola del detective me había perforado el hombro, un chorro de sangre salió, y caímos los dos en dirección contraria. Todo el mareo del choque y ahora del balazo, no me quería levantar, pero faltaba poco, solo tenía que llegar a la cabaña, y acabaría toda la pesadilla, me levanté adolorido apoyándome en mi otra mano, la izquierda para ser mas preciso, y lo vi, el estaba tirado inconciente, dejando un cúmulo de sangre en la tierra. El carro de Eric se averió con el choque, tuve que llevarme el carro del detective, tomé sus llaves y alejé de él la pistola pateándola. Me dirigí a mi carro dándome prisa y tuve que cargar con el cadáver hasta el coche de él, lo acomodé también en la cajuela, y me fui, el problema fue que todo ese tiempo ahí, tal vez alguien nos vio.
A los pocos minutos ya estaba en el pueblo del lago, solo tenía que encontrar la cabaña, todo se había complicado, busqué un lugar donde pararme que estuviera suficientemente escondido, por la hora no había mucha gente afuera, me quité mi camisa, y mi camiseta, arranqué unos trozos de la camiseta, y los puse sobre la herida para tapar la hemorragia, luego con el resto de la camiseta, me la amarre la rededor de mi hombro para sostener lo que use como gasa. Arriba me puse la camisa y solo se notaba un bulto a través del agujero, y la sangre que ya la había manchado la camisa. Ahora solo tenía que buscar a alguien que me dijera donde estaba la cabaña, me topé a unos señores que venían caminando con leña en sus brazos.
-Ey amigos, ¿no saben donde se encuentra esta cabaña?- les dije mostrando la foto, cubriéndome un poco la herida solo por si acaso la veían.
-Mmm si, creo que si, según la foto esa cabaña debe de estar al norte, mira te sigues por este rumbo, luego te metes en la primera entrada hacia la derecha, ahí vas a encontrar el lugar- me dijo el amable sujeto,
-Muchas gracias, la buscaré- me apresuré.
Me fui para donde me dijeron, me comencé a sentir débil, la camisa que había utilizado se estaba empapando de sangre, y me debilitaba gradualmente. Giré donde me dijeron había un enorme letrero que advertía sobre que el lago estaba en esa dirección, continué y toda la vista se nublaba por la oscuridad casi total, solo los faros del carro alumbraban el camino de tierra, lleno de vertientes, y piedras.
Al final la vi, era una cabaña de un piso, estaba muy bien hecha, tomando en cuenta que su padre la había construido, tenía un pequeño faro que iluminaba la entrada de la cabaña, y ahí estaba el carro de Marisa, ahí estaba por fin, después de tantas complicaciones, le reclamaría por todo y tomaría los papeles, nunca los debí perder, nunca. Estacioné el vehículo enfrente de la cabaña, y me bajé, luego simplemente golpee la puerta con mi puño cerrado, llamándola por su nombre “!Marisa!”, una y otra vez, hasta que se prendieron unas luces adentro, y luego se escuchó como quitaban los seguros de la puerta.
-¿Quien es?- pregunto antes de abrir
-Soy yo, Edgar, ¡abre ya!- abrió la puerta lentamente como para asegurarse que fuera yo el que llamaba y me dejó pasar cuando me vio.
-¿Que haces aquí a esta hora de la noche? ¡¿Dios mió que te paso en el brazo?!- (maldita sea no te fijes en mi brazo).
-Vamos no me hagas perder el tiempo, sabes a lo que vine- agité mi otro brazo para disimular, pero la sangre en mi hombro era demasiado visible.
-No entiendo, a que te refieres, a propósito, ¿tú batiste mi oficina?-
-Si, claro que fui yo, ¿quien mas? y sabes bien porque lo hice- la mirada de Marisa parecía en realidad confundida
-No, ¿que te pasa? no se a lo que te refieres-
-¿Vas a seguir fingiendo? lo se todo, se lo de los papeles, se que tu los tienes-
-¿Que? ¿Los papeles? ¿Los que te robaste? ¡¿Estas loco?!- se comenzó a asustar, lo cual me confundió, pero no debía dejarme engañar, seguramente estaba actuando
-No, no, admítelo y damelos, no sabes en lo que me he metido por esos papeles-
-Mira, estas muy alterado, te han de haber regañado, pero tranquilízate, ¿porque piensas que yo los tengo?-
-Ja, ¿piensas que soy ciego?, te vi con la carpeta verde, era mi carpeta verde en la que había guardado los papeles-
-Mmm ¿cual carpeta verde? a no espera, ya se cual dices, pero no tonto, es mía, la compré hace unas semanas, si quieres te la muestro veraz que no es la tuya – (¿que? esto es estaba poniendo demasiado confuso, es decir ¿podría probarlo? ¿Podría demostrarme que no era mía la carpeta esa?)
-Si tonto, siempre te dije que no era ella, además si hubiera sido ella, no te hubiera abierto la puerta- Puschkin, me dijo, maldito Puschkin siempre tan oportuno
-Maldito-
-¿Que dijiste?-
-¡Que traigas la carpeta!, veremos si es cierto-
-(Demonios si en realidad no los tiene, pensara que estoy completamente loco, venir a esta hora hasta acá, con un disparo en el hombro y encima de todo gritando incoherencias, no, no, iba a quedar muy mal parado después de esto, y lo mas importante donde estaban si no con ella?)-
Seguí pensando en las posibilidades y en la vergüenza de todo esto, pensaba que debía de haber buscado en el carro o en la casa antes de culparla, pensaba en mil cosas a la vez y todas tenían más sentido que su contraparte “Marisa los tiene”. Todo estaba esclareciéndose pero olvidaba dos asuntos importantes, uno era el importante cuerpo de Eric en mi cajuela, y otro era a las sombras, fue en ese momento no antes, no cuando venía en camino, ni cuando hablé con ella, fue ese momento en el que escuché lo que me ocasionó un escalofrío y me puso a temblar. Escuché el maullido de un gato al fondo de donde yo me encontraba y a lado de donde se encontraba Marisa buscando la carpeta. “¿Marisa tienes gato?”, y no obtuve respuesta mas que otro maullido, y de la oscuridad que provenían, distinguí el ojo brillante esmeralda en la oscuridad, moviéndose lentamente hacia mí. Me levanté de un brinco y caminé hacia atrás, luego me di cuenta estaba rodeado de sombras que comenzaban a estremecerse no podía escapar de ellas y el maullido se acercaba pero no quería ver al gato naranja acercándose a mi sin miedo, como siempre , como siempre lo hacía, me tapé con mis manos los ojos, y me maree además por la perdida de sangre, el bullicio de las sombras iba incrementando cada vez mas su intensidad, yo permanecía con la cabeza reclinada, tapándome la vista, y tratando de soportar tal castigo, un castigo que se había repetido, y se seguiría repitiendo si no lo detenía, me acariciaban las sombras lo podía imaginar, tocándome con el aire la ropa, y cuando estaba inmerso en aquel mar de tormento, sentí que algo me tomaba el brazo, e impulsivamente arrojé un golpe, que derribó a Marisa, hacia una mesa que estaba al lado del sillón, golpeándose la cabeza con una orilla, y no se levantó ya. Se quedó tirada ahí, y a su lado estaba la carpeta verde, “Demonios tenía razón no es la mía”.
***
-¡¿Que he hecho?!- me dije mientras me tomaba la cabeza con las manos- No puede ser, no, no, no, no....
-Ya tonto, no esta muerta, solo inconciente, y piénsalo, es perfecto, puedes ir por el cadáver y arrojarlo, luego la acuestas en su cama y te vas, tal vez si tienes suerte no se acuerde de nada- me aconsejó Puschkin
-Es cierto, es cierto, estoy muy cerca ¿solo tengo que arrojarlo verdad? y ya habrá acabado algo tan horrible no es cierto?,-
-Si si, ya apúrate, antes de que se levante- me apresure agitado y luego continuó
-Y no olvides amarrarlo a unas rocas para que no salga a la superficie cuando lo tires-
-Entendido Puschkin-
Me apresuré, no sabía cuanto tiempo estaría inconciente Marisa, solo tenía que arrojarlo, y luego ya ocuparme de los papeles, solo eso. Abrí la cajuela del coche, y saqué a arrastras el cadáver, mi hombro me dolía demasiado, y no dejaba de sangrar lentamente pero continuo, lo arrastré hasta que lo acomodé en mi hombre izquierdo, y lo llevé a la casa de Marisa, la idea era salir por la puerta trasera que me llevaría directo al lago. Cuando entré Marisa había desaparecido, solté el cadáver de Eric cuando lo advertí, “¿Donde demonios?”, caminé unos pasos y escuché la puerta trasera abrir, inmediatamente corrí a toda velocidad para alcanzarla, no corría tan rápido por la herida, pero lo suficiente para alcanzarla y derribarla.
-¿Que haces? ¡Estas loco! ¡Déjame! ¡Suéltame!- me decía mientras la detenía con un brazo las manos y me postraba sobre ella.
-No, Marisa, no te preocupes ya se que tu no los tienes, vi...-no me dejó terminar
-¿Entonces? ¿A que viniste? ¡Estas loco!-
-No no, es que mira, pasaron muchas cosas, ¡son las sombras! ¡Velas ahí están!- apunté hacia la casa, donde estaban las sombras gritando.
-¿Donde? ¿Cuales sombras?- mientras comenzaba a chillar, la tonta
-No llores, mira Puschkin me dijo que las ignorara, ¡solo ten cuidado con el gato!-
-¿Cual gato? ¿Cual Puschkin?! ¡¡Auxilio!!-
-¡Hazme caso!, ¡lo que pasa es que no me haces caso!- le dije mientras permanecía sobre ella solo quería que entendiera tal vez fui muy brusco- mira todo a sido un tormento, todo, pero ya va a acabar solo déjame tiro algo pero no puedes saber lo que es, verdad Puschkin,- le dije y voltee a ver a Puschkin, pero el solo me veía como diciendo lo estas echando a perder.
-Estás loco Edgar, completamente loco-
Me dijo mientras me veía con admiración, como si no creyera toda mi historia, no creía nada de lo que le decía y así no podría continuar con el plan, no podría terminarlo. Al momento se escucharon varias sirenas que provenía seguramente de un par de patrullas, me elevé solo un poco para visualizarlas, y efectivamente se veían las luces de las torretas girar, “oh, no! todo esta saliendo muy mal, muy mal”, cuando regresé la vista a Marisa, había vuelto a escapar e iba rumbo al bosque, pero estaba demasiado fatigado para seguirla.
-La policía, ¿que harás ahora?- Puschkin
-Cállate, y déjame ¡tu me metiste en todo esto!-
-Yo, ¿yo no maté a Eric o si?-
-¡Cállate, cállate, cállate!-
-Rápido busca un lugar donde esconderte, en lugar de lamentarte-
-¡¡En donde con un demonio!!-
-¡Ahí en el muelle!, ay una balsa-
Si, siempre haciéndole caso a lo que me decía, corrí al muelle, y noté que la policía estaba penetrando a la casa de Marisa, brinqué a la balsa, y sujeté mi cabeza con mis manos en mis oídos.
-Oye, no me gusta molestar, pero…- me interrumpió Puschkin
-¡¿Pero que?!-
-¿No se te olvidó nada en la cabaña?- después se escucharon la voz de un policía gritar
-¡Ey encontré un cadáver!-
-Maldita sea, maldita sea, maldt..-
-Ahora si no se me ocurre como vas a salir de esta- Puschkin,
No pude evitarlo estaba perdido totalmente ,comencé a llorar, soltando lagrimas como nunca, toda la tensión de estos días no podía culminar peor, no tenía ni siquiera a donde correr, escuché que los policías venían hacia el muelle, se veía la luz de sus lámparas, de un lado a otro como buscándome, y luego a Marisa llegar con ellos gritando cosas sobre mi, “¿a donde voy?” pensaba constantemente, “¿que hago?”, siempre hay una salida, siempre, solo tenía que encontrarla, no sabía nadar, y cualquier movimiento descubriría mi posición, “¿que hago?” me repetía constantemente mientras se escuchaban los pasos de los policías venir, mi corazón incrementaba la velocidad de sus latidos, cerré los ojos de la impotencia que sentía y antes de que llegaran sentí que un brazo rodeó mi espalda como abrazándome, y sujetándome con cariño y calidez.
-Apuesto a que desearías que todo esto fuera un sueño-
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