Hola, me llamo Fabio. Nací en Irlanda pero me crié en la India y ahora vivo en Colombia.
Estoy aprendiendo lengua Española desde muy pequeño, al ver que mi nombre era distinto al de la gente pobre que vivía alrededor mío. Supe desde joven que llegaría el día en el que comenzaría a escribir y no podría parar nunca más. Sucedió hace unos años, y me alegro, pues me enamoré de una tierra distante a través de sus libros poéticos, sus cantores, la literatura de un continente entero.
No admiro ninguna de sus estrellas del espectáculo, pues intentan imitar modelos norteamericanos o europeos, admiro más bien las señoras de edad que venden comestibles en cafeterías sucias y muy viejas, o campesinos de manos curtidas y ropa percudida. Viajé hasta América para volverme latino, americano, comer estos alimentos naturales, que gente de verdad recoge aunque su paga sea una miseria, ¡ustedes son las personas más felices del planeta!
¿En qué se basa su felicidad? En eso consiste mi viaje, en los pocos años que llevo aquí he tenido más momentos felices de los que pude haber imaginado mientras vivía en Europa.
Como decía Apollinaire: "Il faut voyager loin en aimant sa maison" (es necesario (hay que) viajar lejos, amando la casa de uno) Yo agregaría "en utilizant la parole" (usando la palabra, o la lengua), pues el viaje que ahora emprenden los pueblos latinoamericanos no es uno hacia la globalización (creo yo), debe ser hacia la intersubjetividad, todos hablando desde el punto de vista propio, haerlo de una manera tan clara y honesta como los campesinos que cultivan nuestros alimentos, cuidan nuestras ovejas para hacer vestidos y mueren de hambre, sin quejarse ya.
De nada sirve quejarse, me decía una mujer con su hijo al lado de unas ruinas de un templo antes sagrado, uno se cansa de eso y es mejor pasarla bien con la familia en vez de buscar irse lejos, para seguir sufriendo...
Disulpen mi ortografía y forma de escribir, espero puedan corregirme el estilo e ideas que he propuesto, pues desconocía este portal. He leído algo de su contenido, y hay mucha ofensa: he aprendido muchas groserías, gracias, pero se ve muy mal, eso habla muy mal de nosotros, la gente más feliz de la tierra. El castellano es una lengua muy sonora, increíblemente dulce y tierna, quiero seguir oyendo su susurro por muchas madrugadas más.
Bogotá, Agosto 18 2006
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