Estoy en mi habitación,
en medio de un circulo
formado por estacas
perfectamente clavadas,
aferrada a esto
que es mi cama,
la única que me cubre
cuando hay frío,
aunque no da calor,
la que me protege
cuando hay tormenta,
aunque no sienta temor.
Pero está aquí,
siempre,
incondicional.
La que se moja con mis lágrimas,
las coge, las guarda
y espera por las otras,
la que se tiñe en rojo
al empaparse con mi sangre,
cuando surgen heridas en mi.
Siempre aquí
sin querer salir
al mundo de afuera
donde el propio aire
que se respira,
mata.
Donde me hacen sentir
como una hormiga
en medio de sombras
queriendo arrancar
para no ser pisoteada.
Me gusta este lugar
aunque deba permanecer inmóvil
para no arrastrar
las pesadas cadenas
que me esclavizan,
ellas me hacen sentir
que de aquí vine,
que aquí pertenezco,
que aquí vivo
y aquí moriré