Capitulo IV


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Pasaron un par de horas antes de que volviera en mi, vi el enorme muro al despertar, en mi mano aun tenía el martillo que supuestamente iba a moler al gato. Caminé hasta la puerta trasera con un terrible dolor de cabeza, sin soltar el arma, abrí la puerta y entré a la casa cubriéndome de una sensación de ausencia, la misma que ya había sentido, pero no me acordaba cuando. Luego pasó lo que mas temía, las sombras se comenzaron a mover de nuevo en la oscuridad, mi nerviosismo regresó, ahora mi casa estaba habitada por las horribles sombras que me causaban tormento de todo tipo, eran mas de las 10 p.m. Prendí las luces, todas las que pude, el pasillo de la escalera, la cocina, la sala, arriba las recámaras y los baños, y luego cuando iba a entrar a mi cuarto, me regresó un sentimiento de miedo, ¿que había pasado tras ese cuarto que me causaba conmoción?.

-El tipo idéntico a mi, ya lo recuerdo- dije en voz alta
-No seas tonto, ese fue un sueño- Puschkin, me dijo
-No no, lo recuerdo era un ser demoníaco que se parecía a mi, no quiero entrar-
-¿Porque no te aseguras que haya alguien primero?-
-No, no, mejor ahí lo dejo, voy a la sala-


Fui a la cocina por un vaso de agua, tanta agitación había hecho que me quedara sediento, me tomé dos vasos solo en un par de tragos, y luego decidí ir a la sala, donde podría meditar la forma de recuperar los papeles.

-Bueno- dije en voz alta- no tengo carro, y a horita ya deben estar preguntándose que pasó conmigo, porque me fui y todo, a lo mejor piensan que me robé los papeles, y Marisa, ella quien sabe que les haya dicho,

Continué ahí hasta más tarde, sin sueño, luego cuando dieron las doce y media no pude sostener más la cabeza hasta que quedé completamente dormido. Mas tarde escuché que se apago la luz, y cuando abrí los ojos me di cuenta que era cierto, estaba rodeado de sombras moviéndose a mi alrededor, las demoníacas presencias hacían círculos alrededor de mi, molestando, nomás molestando, pero estaba arto de ellas, sabía lo que me habían hecho antes, y no dejaría que lo repitieran, saqué el martillo, y me levanté, una sombra gigante se me acercó y fue al la que le solté un tremendo martillazo, que la derribo, pero no era suficiente, baje para atiborrarle de golpes. El primer impacto impulso un chorro de liquido espeso que me salpico en la cara, y la seguí golpeando iracundo, “¡Déjenme en paz!” vociferaba, me había vuelto un loco neurótico lanzando golpes, hasta que quedé bañado del liquido, mis manos, y mi rostro goteaba de su espesa sangre. Me levanté estaba seguro que la sombra no se movía y noté que mas luces de la casa habían sido apagadas, prendí solamente la de la sala, había matado a una de ellas, quería verla, y cuando prendí la luz, me vi bañado en sangre roja, y rápidamente giré la vista hacia lo que había matado y vi que yacía el cuerpo de Eric ensangrentado en su totalidad. Me acerqué mas hasta que vi que tenía un agujero en la cabeza, se le podía ver el cráneo con una enorme fisura y los sesos desparramados por ella, su cuerpo estaba destrozado también.

-¿Qué e hecho?, no puede ser, ¿porque a mi?!, lo maté, ¿que hice?-
-Ahora si te metiste en un buen problema - Puschkin intervino
-No puede ser, no puede ser, ¿que hago? ¡Ay dios mió!-
-No lo se muchacho-
-Voy a hablar a una ambulancia-
-A menos que tu cerebro se mas pequeño que el de una esponja, no lo harás-
-¿A que te refieres?-
-Si ¿que crees que hará la policía? “ah muchacho entonces lo confundiste con una sombra demoníaca? o pobrecito, que experiencia tan horrible, vete a tu casa y acaba con ellas!”-
-Lo se, lo se, pero no tengo alternativa- comencé llorar sin parar.
-Ya, ya, se que fue un accidente, yo lo se, por eso tienes que hacer otra cosa, no entregarte, ellos no enteran, pero no necesitan enterase-

Me sentía devastado, confundido, las malditas sombras, ¿que había hecho?, ¿ahora que haría?, no tenia muchas alternativas.

-¿Que hago?
-Primero tienes que poner ese cuerpo en otro lugar, haber vamos a pensar, mmm que tal la hielera que esta en el patio-
-Pero me puede ver un vecino-
-Lo se, primero la limpias bien, y la llenas de hielos, ¿esta bien?-
-No ¿pero de donde saco hielos?-
-Antes que nada te tienes que dar un baño y poner en una bolsa la ropa, adelante te diré que hagas con ella y luego vas en el carro de Eric, por hielos, sabes donde venden o también quieres saber en que tiendas venden hielos-
-¿Para que hielos?, mejor nomás lo hecho ahí-
-Si hubiera una isla llena de estúpidos, serías el rey por derecho, si no le pones hielos al cadáver en poco tiempo estará apestando, ahí se conservara un poco mas para que pensemos como deshacernos de el-
-Está bien-
-Ah se me olvidaba ¿podrías hacer un esfuerzo por quitar esa expresión de angustia?-

Me metí a bañar siguiendo las sus indicaciones, la sangre que traía pegada en el cuerpo se fue por el resumidero de la regadera, me limpie todo, también el sudor, en cuestión de minutos ya estaba abajo, con la bolsa de plástico y ropa nueva. Fui por lo hielos al súper como me dijo Puschkin, bastantes, y traté de quitar la expresión como me dijo, no creo que haya actuado del mejor de los modos, digo mis ojos estaban rojos y el tipo de la tienda solamente me preguntaba que si quería mas hielos con esa cara de sospecha. Regresé no mucho después con todos los hielos, el carro de Eric lo acerqué todo lo que pude a la puerta de la casa, bajé las bolsas de hielos uno por uno, y las coloque en la cocina, después salí a lavar la hielera muy bien, hasta que estuvo limpia en su totalidad. La arrastré y me fijé si algún vecino me estaba viendo, desde las ventanas de sus casas, pero no, era de noche y supongo que todos estaban dormidos. La hielera la arrastré hasta el cuarto de lavandería, se situaba tras la cocina entre el patio y esta.

-Muy bien ahora hecha dos bolsas de hielo, y luego mete el cuerpo, y al menos que quieras desperdiciar mas ropa ponte un delantal- me dirigió Puschkin,

Fui a donde estaba el cadáver, era un charco de sangre ya, el cadáver tenía el rostro de Eric, asombrado, como si lo hubiera asustado, tal vez murió pensando que lo atacó una sombra. Lo elevé como pude, pesaba mas o menos lo mismo que yo, pero no soy un hombre fornido, diría que soy flácido, aunque no soy obeso. Lo llevé a la hielera, vacié las correspondientes bolsas y luego lo metí ahí.

-Ahora pon el resto de los hielos y dispérsalos para que cierre la tapa-

Como me dijo lo hice, los dispersé, cubriéndolo casi por completo , su mano salía de entre los hielos, y parecía que quisiera levantarse, suspire hondo, pero todavía faltaba mucho por hacer, por lo menos ya no tenía su rostro viéndome con pasmo. “Ahora por su puesto a limpiar la escena”. Tomé un trapeador y limpié todo el piso de la sala con detergente, hasta que quedó reluciente, también trapee el rastro sangre que dejó cuando lo moví. Terminé agotado y ya era muy noche.

-Veo que lo hiciste bien, limpiaste incluso las paredes, muy bien,-Puschkin
-¿Pero que voy a hacer con el cuerpo?-
-Luego pensamos en eso, por lo pronto tienes que deshacerte de la bolsa con la ropa, obviamente la vas a quemar-
-Está bien-
-Trae algo de alcohol, y cerrillos, luego busca un terreno baldío, y solo préndeles fuego, no te quedes a ver como se queman-

Tomé el carro de Eric, y busqué el terreno que me dijo, pero no encontré uno ideal, y mas adelante vi una zona de construcción, me interné ahí, y busqué un bote de basura, donde eché la ropa, le prendí fuego y me fui. Llegué a mi casa agotado, mis ojos se cerraban, la voz de Eric dándome vueltas en la cabeza, sentí un escalofrió de pensar que dormiría mientras el cuerpo de mi amigo estaba en mi hielera, la angustia se acrecentó al grado que volví a llorar, todo estaba perdido, estaba solo, ahora si las sombras habían logrado su cometido, me habían dejado otra vez aislado y solo.