Capitulo II
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Terminé de sellar los papeles y se los llevé a la secretaria de mi jefe. Me sonrió cuando se los di pero no trató de hacer platica; ¿sería que no soy un tipo agradable con el que se quiera hablar? Si lo pienso bien no le hablo a nadie del edificio, ni siquiera a las personas con las que tengo trato directo. Escogí este trabajo por el pago pero también porque no tenía que socializar. No me gustaban los otros empleos en donde me obligaban a tener una sonrisa estática, imaginando que fuera posible. En realidad hacía un esfuerzo sobre humano para sonreírle a todos, como si fuera Santa Claus, aunque aun él debe gritarle a sus renos cuando no quieren volar. Pero a pesar de eso me retiré con una sonrisa de todos mis trabajos y por fin encontré uno en el que no tengo que sonreír (a menos que lo quiera), a mi jefe solo le molesta que no selle todo, y me habla para preguntarme ¿porque no sellé este?, “bueno Señor Cisneros, este informe tenía errores, ¿ve?” Ha pero a él no le importan esos errores, él quiere sellado todo absolutamente. Eso es lo que mas detesto de mi trabajo, lo corriente y vulgar de mí sello, por lo menos este día de trabajo había acabado, iba incluso ya de salida pero:
-Ah, Edgar, antes de que se vaya, el jefe quería decirle algo, pero a horita esta ocupado, ¿lo podría esperar?, en un momento se desocupa-
-Si claro- preguntas tontas, debería de traer un letrero colgado, “Advertencia hago preguntas estúpidas” ¿que se le puede decir al jefe cuando te dice que quiere hablar contigo “ya”?. “¿no puedo?” O tal vez ella todavía piensa que tenemos opción.
Me senté en el sillón donde se sentaba la gente que iba a hablar con el jefe, y ahí estaba también una muchacha de tez morena clara, y de cabello negro corto, parecía nerviosa.
-¡Hola!- me dijo, no era habitual que me sacaran plática y menos en el trabajo.
-Hola- le respondí pero sabía que no tenía que sonreír si no quería.
-Me llamo Marisa, - y puso esa sonrisa esperando a que yo dijera mi nombre
-Me llamo Edgar-
-Tengo ya bastante esperándolo; espero que no se tarde tanto. Estoy nerviosa, voy a una entrevista de trabajo-
-O muy bien-
-Si, tengo muchas esperanzas en conseguirlo, y me habló a mi después de que varias solicitamos el trabajo, espero me lo de - ¡vaya! me quiere convertir en su confidente, después me va a querer contar la historia de su vida. Tenía que hacer algo para evitar mas comunicación, así que solo sonreí como sorprendido, pero no funcionó.
-Si, lo se, por eso estoy tan nerviosa, ¿tu en que departamento trabajas?- “en cellos”
-En el departamento de calidad-
-¡A mira! estaremos en el mismo piso, es bueno conocer a alguien antes de entrar; bueno suponiendo que me contrataran- ahora me querrá buscar en mi oficina para platicar, las malditas sonrisas que odio.
-Puede pasar ya Edgar- me salvó la secretaria.
Como lo supuse para lo que me buscaba el jefe era para lo mismo de siempre, nomás asentí, y le seguí la corriente, siempre tenía la razón después de todo. No estuve mucho adentro con él, al poco tiempo me dejó salir, y la chica estaba afuera pendiente de la puerta. Por consiguiente me vio en cuanto salí, y me sonrió esperando mi sonrisa de vuelta como solicitando una respuesta positiva, y sin muchas opciones también le sonreí.
-Bueno parece que ya me toca, tu te vas supongo-
-Si, ya me tengo que ir- dije sin detenerme en mi camino a la puerta, ya estaba cerca.
-Bueno, espero verte mañana, sabes a lo que me refiero- y me guiño el ojo.
-Jaja- risa totalmente fingida- claro
A los pocos minutos ya estaba afuera de la oficina, el jefe me había robado parte de mi tiempo libre; solamente me pagaba ocho horas. Me regresé en el carro a mi casa.
***
Otra vez iba al trabajo pero esta vez traía mas entusiasmo incluso que el día anterior:
-Vaya lo que menos esperaba era verte otra vez entusiasmado por algo, ¿dos días seguidos? !que inusual!- Puschkin
-Ya se, es que fue diferente-
-¿Tu sueño? ¿Que hiciste ahora? déjame adivino, el traje fue distinto, o no espera ya se, ¿te estacionaste en otro lugar?- los comentarios habituales de Puschkin seguidos por sus sonoras carcajadas.
-No, no mi querido amigo ahora te equivocas mucho déjame decirte. No me molestas en lo absoluto porque lo hice, hice lo que quería- está sonriendo, como nunca.
-Oh veo que si me equivoqué, debe haber algo muy diferente en tu sueño, ándale dime que fue-
-Si pensabas que no tenía imaginación te equivocabas, conocí a alguien en mi sueño, una mujer-
-Vaya, veo que lo lograste, cambiaste tu habitual sueño aburrido, y ¿como era ella?-
-No lo se, no es lo que importa -
-¿Por lo menos sabes como se llamaba?-
-Si se llamaba Marisa-
Victorioso llegó a su trabajo, se sentó en su oficina a continuar su rutina aburrida que no le quitaba su entusiasmo hasta que vio por la ventana al gato. En la distancia se veía similitud con el gato anterior, pero no podía distinguirlo bien –(Demonios, el gato, si es, es el mismo, lo se, maldita sea, vienen otra vez, el gato es la prueba, esta pasando todo otra vez)- siguió nervioso, pero ahora dejó la pila de archivos sin sellar, y salió temprano de su trabajo sin avisar; lo peor que podía pasar era que le quitaran el sueldo correspondiente a un día. No era suficiente la amenaza como para detenerlo, era mas importante que habían vuelto. Condujo hasta su casa, y era temprano, todavía no llegaba Eric, se estremeció por el miedo, que tal que ya estuvieran en la casa las sombras. Se bajó apresurado del Buick, y vio lo que temía ver, era la evidencia, ahora todo solo podía empeorar. Estaba el gato, el mismo gato naranja viéndolo con su único ojo esmeralda. El gato tuerto que tanto había temido, se quedó mirándolo sin hacer ningún movimiento, y luego el gato se retiró de la entrada de su casa cediéndole el paso, a lo cual el respondió con desconfianza pero siguió de frente hasta entrar.
-(Lo sabía, era ese gato, el mismo que me siguió al trabajo, se esta burlando de mi, lo tengo que matar, si no vendrán ellas, y harán otra vez todos sus juegos en los que yo soy partícipe)-
Fue precipitadamente a sacar un cuchillo de la cocina, sacó el mas grande, y salió de su casa. No encontró lo encontró a primera instancia, pero luego lo vio, estaba recostado en el techo de su carro. El coraje lo consumió, y descontroladamente se abalanzó para atacar al felino, este mas rápido y con mejores reflejos brincó de donde estaba a la banqueta; pero Edgar traía mucho impulso y no pudo evitar rayar el techo del carro con el filoso cuchillo.
-¡¡Maldito gato!! ¡¡Ven para acá!!- obviamente el gato permaneció alejado de su loco agresor. El se tranquilizo respirando hondamente, para actuar mas inteligente.
-Gato ven, tengo comida, ven con el tío Edgar- su plan fue tonto y causó desconfianza en el gato, aunque escondía el cuchillo en la espalda el gato no vio que en realidad trajera comida- Tengo una sorpresa para ti.
El gato despectivamente se fue caminando con lentitud ni siquiera mostrando miedo, eso lo hizo enfurecer nuevamente y le aventó su arma con una última intención de matarlo. Pero el movimiento brusco y la mala puntería alertó al gato, lo hizo trepar hasta el techo de una casa vecina, y luego cínicamente salto al techo de su casa, y terminó mirándolo fijamente.
-(Esto se esta poniendo cada vez peor)- pensó antes de entrar resignado a su casa.
***
Abrí un poco los ojos, solo un poco, para ver si era la hora. No me podía engañar a mi mismo, ya estaba mas despierto que dormido, ¿o no?, ?podría ser otro sueño de los tantos que tengo?, podría ser que solo estaba en otro sueño, y mi cuerpo yacía en mi cama totalmente dormido mientras mi mente vagaba por mi subconsciente. Que frustrante hubiera sido eso, quiero decir ¿soñar que no me quiero despertar?, ¿me pregunto Puschkin que diría de esto? se burlaría seguramente. Al momento que abro los ojos un rayo de luz me encandila entonces para protección de mis pupilas los dejo entre abiertos; solo lo necesario para observar el reloj-(¿Donde demonios esta el reloj?)-, no me iba a levantar para buscarlo era parte del plan solo ver la hora, -(¿Que hora será?)-, Desgraciadamente no sabía deducir la hora por la posición del sol, ni tampoco tenía más métodos en la mente. –(¿Y si no voy al trabajo? un día solamente, y me quedo profundamente dormido hasta en la tarde)- Empecé a divagar, tenía tanto sueño, y no quería ir tal vez por lo que me dijo Puschkin. Era eso, él tiene razón, siempre voy, seguramente no tenía ninguna falta, ni siquiera la vez que me enfermé falte -(solo un día, e invento algo, nadie notará que miento, si, está decidido, “Hoy no voy al trabajo”)- pensé mientras me acomodaba para dormir mas a gusto.
Media hora después estaba a toda la velocidad que podía andar el Buick rumbo al trabajo. No había desayunado, ni siquiera me había bañado, era estresante porque me iba fajando en el camino, sin haberme siquiera rasurado. Llegué al trabajo con el peor aspecto en mucho tiempo. En el elevador nadie lo notó, y pensé que nadie lo notaría, pero tenía mala suerte, muy mala suerte, porque alguien fue a visitarme.
-¡Hola!- Marisa si andaba bien arreglada, se notaba su entusiasmo, y entró a la oficina con una enorme sonrisa en su cara que empezaba a ser característico de ella.
-Ah hola- por supuesto que no esperaba su visita.
-¡Es genial me dieron el trabajo!-
-Felicidades Marisa- todos mis temores los tenía que afrontar
-Gracias, sabía que te daría gusto- ¿En que estaba pensando?!
-¿Te confieso algo? eres al único que conozco del departamento- ¿no me digas?”
-Vaya- "que afortunado” pensé sarcásticamente
-Eres serio pero luego nos haremos amigos, lo veraz. Y bueno ya te quité mucho tiempo, me voy a mi oficina; está en la esquina si te vas derecho, para cuando quieras visitarme – ¿que era eso, coqueteo? o simplemente le parecía divertido fastidiarme.
-O ya veo, -dije mientras fingía que observaba donde se encontraba su oficina- entonces nos vemos
-Byee- y se fue muy sonriente, había tenido la sospecha de que la iban a contratar, nunca puedo estar tan a gusto. Bueno, si después deja de amar el trabajo, tal vez lo podamos criticar juntos; era lo que buscaba antes después de todo.
Me dediqué a sellar y sellar como normalmente lo hacía, y todo iba bien, con excepción de la entrada de Marisa, todo estaba bien, hasta que la mala suerte volvió. La apariencia desastrosa que tenía por no haberme bañado y arreglado adecuadamente, iba a verla el Sr., Cisneros. Por teléfono me llegó la llamada de la secretaria dándome el mensaje “El señor Cisneros quiere verlo para entregarle unos papeles que quiere que revise” No me preocupaba que quisiera verme, sin embargo en estos momentos solo iba a ser un fastidio, ya me lo podía imaginar diciendo “Edgar necesita mas formalidad en este trabajo, anda muy desarreglado, blablabla” pero en fin, no me iba a despedir por eso.
-Hola- le dije a la secretaria de mi jefe,
-Edgar, dice el jefe que le pase- le pasé y el jefe estaba de espaldas en su silla hablando por teléfono precisamente de los papeles que quería que revisara. Cuando escuchó la puerta giró en su silla y me señaló que tomara asiento, y luego siguió hablando pero ya despidiéndose.
-Mira Edgar necesitamos revisar estos papeles para mañana, son muy importantes, tenemos que verificar que coincidan los números que nos muestran, bueno tu sabes lo que tienes que hacer-
-Si Sr. Cisneros,-
-Entonces para mañana a primera hora mando por ellos, es de suma importancia que ya tengas listo la revisión, entonces… ya te puedes ir- era rápido en su manera de dirigir, no requerían de muchos datos sus órdenes.
Regresé a la oficina, y tomé los papeles que me había dado, primero lo revisaría y luego continuaría con los otros archivos. Los papeles eran más importantes de lo que creía, eran sobre una gran inversión que iba a tener la empresa. Los revisé y casi hube acabado, cuando me visitó Marisa:
-Oye ya es la hora de la comida, ¿que no piensas comer?- Marisa recargada contra el marco de la puerta, pero todavía faltaban 5 minutos para salir.
-Si, ya solo acabo esto- solo la vi un poco y volví la vista a los papeles, pero luego escuché cuando se sentó en la silla.
-El fin de semana voy a ir al lago Valverde, ¿tengo una cabaña ahí sabes?-
-Que suave- no le prestaba atención pero tampoco quería ser grosero.
-La construyó mi papá hace años, y me la regaló hace unos meses-
-Que suerte-
-Si lo se, estoy emocionada por ir, pescar y pasear por el bosque- como lo temía ya era su confidente- ¿Oye esos papeles son sobre la nueva inversión verdad?
-Si, ¿como lo sabes?-
-Eh escuchado del nuevo proyecto, muy importante por cierto. En mis trabajos anteriores esa información se mantenía totalmente en secreto-
-Aquí también-
-Pues a horita estoy viendo varios números que no se si debería-
-Bueno tal vez no tan en secreto como en otras-
-Oye pues te dejo, espero que termines tu informe o lo que sea rápido, voy a comer-
-Provecho –
-Gracias- se retiró después, pero yo ya había acabado y me fui a comer también-
Mas tarde salí del trabajo, había terminado toda la larga revisión a los papeles del jefe; estaba en orden aparente, seguramente le hubiera molestado lo contrario, pero por suerte no era así, a mi me tocaba toda la responsabilidad. Afuera de mi casa estaba el carro de Eric, ya había llegado por supuesto. Abrí la puerta y se encontraba tomando unas cervezas en la cocina.
-Hola Eric-
-Hola ¿Como te fue el en trabajo?-
-Bien todo bien-
-Órale, ¿no gustas una cerveza?- era tentadora, no solía tomar mucho pero una cerveza fría después de un día de trabajo, no me podía negar.
-Gracias, tomaré una-
-Mi trabajo es un bodrio-
-Igual el mió Eric-
-Ahora el jefe quiere que todos lleguemos mas temprano, está loco, cuando hizo recortar las horas de descanso se pasó ciertos límites. Me hubiera gustado toparme con él fuera del trabajo, ¿sabes a lo que me refiero no?-
-Si claro, yo opino lo mismo, pero yo odio mas a la secretaria del jefe siempre hablando, “el jefe quiere esto” “el jefe quiere aquello”, me dan ganas de que el jefe se meta el teléfono por… Bueno sabes por donde-
-Jajaj esa es buena,- dijo mientras habría otra cerveza- ya tenía rato que no platicaba contigo, te has vuelto muy distante como que siempre andas en otro mundo-.
-Es el trabajo supongo, no me deja mucho espacio ni en mis pensamientos- le di un buen trago a mi botella de cerveza- aunque conocí a una muchacha, un poco irritante
-No me digas jaja, ¿y es bonita?-
-No, o no se, pero es un fastidio, ahora le da por ir mucho a mi oficina, no se que quiere-
-Tal vez le gustas, jajaj, !galán!-
-Ah no creo, se ve mas del tipo fastidiosa- nos reímos luego y estuvimos hasta tarde tomando, y me dormí algo ebrio, es lo que recuerdo.
***
Su mente se fijaba en conducir, ante el estaba el atardecer, iba de regreso a su casa, no había carros en la autopista como normalmente había. Todo se encontraba en silencio como si todos hubieran evacuado la ciudad. El semáforo siguiente estaba en rojo, y paró adecuadamente. Iba algo distraído pensando, ¿dónde posiblemente se habían metido todos?”, su pensamiento siguió procesándolo hasta que un estremecimiento corrió por su cuerpo, el último de los indicios se estaba presentando. Sabía que eran los mismos días por el cúmplenos de claudia, incluso había ido a su fiesta el año pasado; habían estado todos los de la oficina platicando sobre el jefe, pero luego se acuerda de las cosas que había olvidado. En aquel tiempo se relacionó perfectamente con todos, hizo amigos incluso, pero algo había pasado, batallaba para relacionarlo. "El gato", era el maldito gato que empezó a molestarlo, y no se iba, cuando le advertía a todos sobre el felino nadie lo distinguía entre los árboles, solo él, era un gato fantasmal que lo seguía a todos lados. A su oficina, se postraba en los árboles que miraba desde su ventana, y luego la ausencia de nuevo. Todos se alejaron, le dejaron de hablar y lo tomaban por loco. No obstante si existía el gato, arañaba su carro, ensuciaba su techo. Fue un tormento, pero incluso eso no se comparaba con lo que se aproximaba, que eran las sombras entre la casa, se dispersaban y se unían en la oscuridad molestándolo sin dejarlo descansar. Aislado en su casa, en la soledad de su hogar, era el infierno que le esperaba ahora, la única diferencia era que ahora lo sabía, y las iba a detener. Aceleró a su casa, la ciudad que era tan transitada ahora se había convertido en un enorme desierto sin ruido. Llegó y no estaba Eric a pesar de que notó su carro frente a la casa, pero ya no estuvo seguro. “¡Eric!” lo llamó, tuvo miedo de lo que podría seguir, por un momento lo sospecho y efectivamente, las sombras se empezaron a mover en la oscuridad, se veían claramente moverse de lugar; él lo sabía, no lo estaban engañando sus ojos. Súbitamente trataban de brincar a la luz como si quisieran tocarlo. Se alejó de las sombras y corrió hacia arriba, prendió todas las luces en su camino al cuarto hasta que no hubo oscuridad y se acostó a meditar.
Se estaba quedado dormido, a pesar del miedo por las sombras, y algo de pronto se le vino a la mente . Sintió una presencia, como si alguien se hubiera metido en el cuarto sin que él los advirtiera. Entonces abrió los ojos, y su miedo se hizo realidad, había un cuerpo acostado a su lado, y solo se veía su espalda tapada con las colchas. Su pulso se aceleró, sentía a su corazón salirse de su cuerpo, como si golpeara su tórax creando un sonido interno igual al de un tambor. Lentamente se elevó de su cama, pensó que si hacía un movimiento brusco el sujeto se levantaría y lo asesinaría. ?Que hacía un intruso en su propia cama después todo? Un pensamiento salto a su cabeza cuando ya estaba de pie, “¿Que tal si es Eric?”. Así que decidió antes de salir observar su rostro. Precavidamente recorrió el contorno de la cama hasta que descubrió la identidad de la persona. Al llegar al frente del sujeto su mente se confundió, se vio a si mismo acostado dormido en su cama, como si el intruso fuera él, y no el sujeto. No pudo comprender de inmediato la situación, parecía que se había parado frente a un espejo, y su reflejo mantenía sus ojos cerrados dormidos. El pasmo ocasionó que se inmovilizara por un momento, y luego su doble abrió lentamente los ojos, mirándolo fijamente como si el supiera exactamente lo ocurría, y fuera agradable para él la situación; la sonrisa de su rostro lo reflejaba. Al momento Edgar salió del cuarto sin quitarle la vista, tropezándose con las cosas que había en el piso. El sujeto no le quitó la mirada hasta que cerró la puerta y salió de su cuarto corriendo precipitadamente cada vez mas rápido por el hecho de ir analizando lo que había ocurrido; hasta llegar al exterior de su hogar. Se detuvo agitado, respirando rápidamente por la boca, casi a punto de llorar del terror que lo invadía; la tremenda concentración de sentimientos lo hizo gritar desgarrándose su garganta.
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