Cuando desperté, en la cama, rodeado de colillas de cigarrillos y olor a alcohol, me di cuenta que algo no había andado bien la noche anterior.
Comencé primero por levantarme, y ordenar un poco el desastre que había en mi habitación, después de realizar lo ya nombrado, me senté a pensar que podría haber echo la noche anterior, comencé por recordar mi día, de todos los días, pero nada me dejaba ver mas allá de mi rutina.
Mis ojos estaban cansados, y mis pernas agotadas, sentía un dolor inmenso sobre mi espala, pero no le di mucha importancia.
Camine hacia el baño para refrescarme y así poder quizás recordar algo pero todo fue inútil, lo único que supe fue que en mi espalda había una cicatriz que cruzaba desde mi cuello hasta finalizar mi columna, hice memoria por un instante, recordé haber salido a tomar algo con amigos, y que conocí a una hermosa mujer a la cual la invite a mi departamento, y desde ese momento no reacuerdo nada mas, me vestí y Salí corriendo hasta el hospital que quedaba a tan solo unas cuadras de mi casa, al llegar pregunte por el doctor que este de guardia, y me nombraron a un tal Funes, entre, me senté en una habitación, y le mostré mi espalda, la miro la investigo y me dijo… hijo te queda poco tiempo de vida, desde ese entonces entendí que la mujer que había llevado a mi casa la noche anterior, se había llevado algunos órganos que quizás pudieran ayudar a otras personas, o venderlas al mercado negro, pero dejándome a mi sin esperanzas de vida..