III
El rostro de Erick se deformaba por la velocidad, la maquina dava vueltas y vueltas, hasta alcanzar una velocidad vertiginosa, en el monitor todos miraban a Erick, con los cachetes hinchados, los ojos sumidos. Su piel parecía goma fundida. Sus dientes estaban muy apretados.
La maquina aumentaba la velocidad de los giros y la cara de Erick se estiraba cada vez más, Robin y Kim no pudieron dejar escapar una carcajada, pero los hombre que manejaban la maquina los miraron con una sonrisa maligna, eso lo hizo callar.-Ya los quiero ver a ustedes dos allí- les dijo Ursula.
Erick comenzó a temblar, su pulso se detuvo y por su boca comenzó a fluir vomito, los hombres en el tablero de control detuvieron la maquina, que fue bajando la velocidad hasta detenerse. En el monitor, la cabeza de Erick colgaba, parecía inconsciente. El grupo de astronautas miraba aterrorizado la pantalla, mientras los hombres en el tablero mostraban una sonrisa maliciosa.
Erick dio un salto y volvió en si, su pulso se aceleró y miró hacia la cámara, estaba muy perturbado. -Muy bien Dr. Estrada, lo hizo muy bien- dijo uno de los hombres al micrófono. Erick trato se sonreír.
Después de Erick fue el turno de Scott de subir a la maquina; Después vino Ursula, luego Robin, luego Martha, después Thom y por ultimo Kim. Todos terminaban inconscientes y vomitando.
Al final del día estaban reunidos en el comedor del laboratorio. -Cuando era niño y decía que quería ser astronauta, nunca me imaginé haciendo esto, solo pensaba en las grandes estaciones espaciales, en los transbordadores y en las colonias marcianas. Nunca me imaginé girando en un juego de feria infernal, ni flotando en gel oxigenado o retorciéndome en un traje térmico-decía Robin, remojando un pedazo de pan en un vaso con leche caliente.-Pues cuando yo era niño y me subia a los juegos de feria vomitaba, definitivamente nunca se me había pasado pr la cabeza la idea de subirme a ese acelerador. Pero después de todo no es tan malo como pensé-Dijo Kim, y todos en la mesa rieron, Martha casi se ahoga con un trozo de pan.-¿que no es tan malo?... ¡Jajaja!, repite eso por favor. Creo que ah sido la peor prueba-dijo ella. Thom la miró con curiosidad-¿y tu que pensabas cuando eras niña Martha?-le preguntó-Pues... si pensaba en los viajes espaciales, pero como había visto las películas de viajes espaciales sabia un poco al respecto, solo que no pensaba viajar en realidad, eso surgió mas bien hace no más de cinco años...-Dijo Martha.-Yo estoy harto ya de tanto maldito experimento, solo quiero salir de este maldito planeta y dormir...dormir y dormir por un año entero... eso suena muy bien-dijo Kim-Erick suspiró-Diez años aproximadamente... - dijo, mirando su vaso de leche-No podré ver crecer a mis niños, aún no lo puedo creer, su padre los dejará para irse a viajar por el espacio, mientras ellos se quedan aquí, solos, con su madre... Ya doy por hecho que Claudia tendrá un padre sustituto para ellos en cuanto la nave despegue... esa es la ventaja que muchos de ustedes tienen; no dejan nada atrás, no tienen mucho que perder-Todos los miraron molestos, luego de un largo silencio Thom dijo-Pues creo que no eres el único, somos humanos, todos nosotros lo somos, y tenemos vidas, tal vez Kim no, pero hablo en nombre de todos los demás, yo tengo una novia, tengo padres y una hermana, y los quiero mucho. Es muy probable que al volver, mis padres hallan muerto, mi hermana tenga una familia y mi novia esté ya casada con algún idiota.-Se levantó de la mesa y se fue caminando a las habitaciones. Kim miraba su trozo de pan y su vaso con leche.-Pues dejaré un lindo departamento en el centro de San Francisco y una tanda de amigos, en verdad sé que no es mucho, pero también me dolerá dejarlos- Es como si nadie valorara lo que tiene hasta que sabe que lo puede perder, yo aun no puedo creer que desapareceré de la tierra por tanto tiempo, que estaré a tal distancia de casa. Odio este país, odio esta época y odio al maldito gobierno, pero ahora que sé que estaré lejos...-Ursula no pudo hablar más, la garganta se le cerro, quería llorar. -No sé, pero no sé como haremos para vernos las caras a diario durante tanto tiempo sin terminar matándonos...-dijo Robin.
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