El Habitante.

Sus sombrías palabras recorrían la habitación. El aire se tornaba denso, pegajoso, pesado. Mis ojos no paraban de agitarse y mis extremos extrañaban la libertad. Soñaba que estaba dormido, solo para convencerme que no era real, que era todo una alucinación, un delirio. Miraba cada gesto de sus rostros arcaicos Mientras llovían largas gotas de esperanzas. Iban formando un lago, donde las ilusiones se acumulaban, para luego evaporarse. De pronto deje de creer que era verdad, los aromas que recibía eran de fantasía. Los colores que veía no eran verdaderos y cada cosa tenia una nueva forma, distinta de las que yo conocí. Caminé por un sendero rodeado de rocas y plantas hasta llegar a una casa habitada por mí. Me pregunte si quería hacerme compañía, Y si quería vivir conmigo mismo toda la vida. Ya no había alternativas, si quería existir conmigo entonces no podría ser nada, solo un ente inanimado, inerte, que esta entre la vida y la muerte, sin ser un vivo, sin ser un muerto. Entonces mientras pensaba esta macabra idea, se escucho lo que me aterrorizaba. Aquella sirena trágica, ese nefasto y siniestro silbido liso y uniforme que se me enterró hasta lo mas profundo. Decidí que era hora de dejarme, e ir a buscar otro lugar donde vivir.