La niña vestía unos pantalones vaqueros y una blusa azul, ambos muy modernos, imitando la ropa adulta. Caminaba por el bordillo de la acera, tarareando una canción y saltando de vez en cuando en los charcos que iba encontrando en su camino. Tenía la ropa y las manos manchadas de barro, pero eso no parecía importarle. Mientras, el atardecer había dado paso a la noche, y las calles presentaban su habitual aspecto desierto a esas horas, con las solitarias farolas dando su peculiar toque onirico a la ciudad, teñida de su fulgor naranja. Las noches negras, o aquellas iluminadas por el brillante ojo de plata de la luna, quedaban ya muy atrás en el pasado, al igual que las estrellas tachonando el cielo. Hoy en día la luna eran farolas, y las estrellas carteles de neon crepitantes.

Precisamente junto a un crepitante cartel de neon se había parado la niña, mientras leia con gesto concentrado lo que ponía: "Dudas". Nada más indicaba si se trataba de un bar, un pub, un burdel o una farmacia. Y, fijandose mejor, en realidad el cartel estaba ancalado a un solido muro de ladrillo, en el que no había absolutamente nada. O si lo había, no existía forma de entrar.

- ¿Quien eres?- La voz sonó monocorde, apagada, como si llegará atraves de una gruesa pared de piedra.

- ¿Yo? ¿Es que no lo ves? Soy una niña- Dijo está mientras se giraba y esbozaba una debil sonrisa.- ¿Quien eres tu?

Tan solo el crepitar del rotulo de neon impidó que el silencio fuese completo. Cuando este se apagó de pronto, el lejano ruido de unos coches, antes imperceptible, vino a sustituirlo.

- ¿No lo sabes?

- Mi duda no es esa. ¿Quien es el?

- ¿El?- La voz de la niña sonó increiblemente ingenua

- Si, él. El que no puedo encontrar a pesar de saberlo todo sobre él.

- El es un hombre. O lo era hasta hace poco. Ahora es un simbolo, una bandera. Es una canción, es un poema, es un libro.

- Dime donde se encuentra- La extraña figura pareció mas amenazadora, a pesar de no haber variado en absoluto su postura.

- No. Has de seguirle el rastro tu mismo. Ese es el juego- La niña sonrió de oreja a oreja.

La figura dio un par de rapidos pasos mientras pronunciaba:

- ¡No puedes!

La sonrisa de la niña desapareció de golpe de su cara. Luego echó a correr, sin que nada ni nadie pudiese detenerla, hasta perderse entre la niebla anaranjada de la noche. Atrás, la extraña figura contemplaba la pared sin comprender, recordando cada momento de la conversación, buscando en las palabras de la niña alguna pista. Cuando, cansado, decidió comenzar a andar, el rotulo de neon se encendió a su espalda, lanzando su mensaje al mundo entero: "Cambio"




Victor se despertó lentamente tumbado en una camilla dentro de una pequeña habitación sin ventanas, iluminada por un palido tubo fluorescente. Estaba cubierto hasta el peho por una sabana en la que afloraban manchas de sangre. Junto a él, un hombre sentado en un silla, que al verlo abrir los ojos se levantó y fue hacia la puerta con gesto animado. Victor trató desesperadamente de recordar como había llegado hasta allí, y los recuerdos acudieron a su cabeza gota a gota.

- ¡Ey, vamos! Tranquilo, no te va a doler- había dicho uno de aquellos tipos con media sonrisa pintada en la cara

- ¿Estais locos?- Respondió él

- Su amigo tiene razón. La operación es relativamente segura, y la he realizado bastantes veces sin complicaciones- dijo el doctor

- ¿Relativamente? ¿Que coño significa relativamente? ¿Pero vosotros habeis visto este sitio? ¿Os parece que se puede abrir a alguien aqui?

- Mira, es muy sencillo. O lo haces, o te olvidas de entrar.- el hombre le mantubo la mirada durante un rato antes de que se decidiera a volver a hablar

- Esta bien


La voz del medico lo sacó de sus recuerdos y lo trajo de vuelta al presente.

- ¿Se encuentra bien?

- ¿Que...? Si... pero estoy mareado.

- Tranquilo, es normal.

- ¿Pero...? ¿Que me habeis hecho?

- ¿No lo recuerdas?- El medico le miro unos instantes antes de contestar- Te insertamos una micro computador de conexión sinaptica.

Vitor había oido hablar de los MCCS, pero no tenía demasiado claro que fuesen algo mas que rumores. Supuetsamente, permitian acceder a la red y manejarse en ella directamente mediante impulsos nervisos, además de poseer uno de los mejores hardwere. Supuestamente, permitian explorar la web de una manera que tan solo podía soñarse desde las tipicas CPUs. Acceso instantaneo a toda la información, y procesamiento acelarado de la misma. Ahora recordaba con mas claridad la conversación. Ahora sabía que había permitido que le insertaran un MCCS en aquel cuchitril mugriento. Sin embargo, la sensación que tenía era la misma de siempre. Instintivamente se llevo la mano a la nuca, y solo palpo carne.

- Oh, no, te equivocas de lugar dodne buscar. No se conecta directamente al cerebro, si no a la medula espinal. Resulta mas sencillo- Dijo del doctor mientras sonreia

- Pero... no siento nada nuevo.

- Eso es porque todavía no esta activada. Aunque ahora que estas despierto...- el medio miró a los dos hombres y luego a Victor, que parecía pensativo

- Adelante.

Ls sensación fue como si un rayo lo atravesase de pies a cabeza. Luego comenzo a percibir informacion. Mucha información. Letras, numeros, dibujos, programas. Ideas. Sus ideas fluían mas rapido, todo parecía ser asimilado en instantes, y sus pensamientos seguían multitud de caminos al mismo tiempo. ¿Sus pensamientos? Victor abrió brsucamente los ojos y trató de incorporarse. Esta vez la sensación fue la de ser desgarrado a la altura del vientre.

- Eh, no debería moverse todavía. La operación aún es reciente. Descanse, o vaya probando su nueva adquisición- El medico sonrió por ultima vez y luego dejó a Victor, que estaba dialogando silenciosmanete con los otros dos hombres, en algun lugar muy distinto de la mugrienta habitación.