La bruma desciende de la Esperanza,
la niebla cubre las Mercedes,
oigo el canto de las iglesias,
velo armas junto al padre Anchieta.
Me demoro en Santo Domingo,
me retuerce el alma la plaza del Adelantado,
recorro palacios, conventos y casas
San Agustín arriba, solitario.
Junto a la fachada de la Universidad
y a los dragos fúnebres y callados,
las huestes estudiantiles, agazapadas,
me empujan a las tabernas.
Suenan músicas y voces, bramidos de alcohol
ahogados en Doradas, comentarios de clase,
gritos que resuenan en las calles,
olvidos lejanos de casas señoriales.
La vida prosigue calle abajo,
los sonidos se agotan, las plazas se constriñen,
el tiempo pasa, la bruma se arrima;
Guajara, recuerdos de antaño en La Laguna.
Luis Vea García, 2002©
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