Otórgame una vez más esa sonrisa que me hace sentir tuya, la única mujer sobre la tierra capaz de ser para tí y solo para tí.

Oblígame a mirarte, es importante para mí verme reflejada en tus profundos ojos para sentir que vivo y siento miedo de vivir, por eso no te quiero ver.

Regálame tus caricias, porque por ellas entiendo el significado del amor.

Háblame, cada palabra tuya me permite comprender mis frustrados sentimientos y comprendo a la vez la complejidad de la naturaleza humana.

Bendíceme con tus labios, con tus besos; con cada aliento tuyo en mi ser confirmo que soy amada por Dios a través de tí...

Y por favor ¡Ámame! porque si algún día, en cualquier lugar, a cualquier hora y en cualquier dimensión llegas a decir que me amas, me sentiré la criatura más excelsa de este mundo y más allá...

¡Lástima que solo existas en mis más profundos sueños!