Penetra bajo la aorta deseando tumultos de sangre pero no cesa de plantar las rocas hasta estímulos de vientos fuertes. Y me voy por lo bajo silenciando la agonía, controlando el exceso de histeria que me ataca, y es que quizás nadie merecía tanta dicha… Regurgito niebla soy grito de risa envejecida cuya lengua masturba poesía inconclusa y que en tus ojos no refleja más que odio… Clava los filos más hondo quítame el aliento de una vez por todas. Anhelo asfixia total, eterna hasta que la venganza sea saldada… Y todo sería más fácil si nos rehusáramos a cercenar los cristales. [Si no me encontrara siempre tan lejana y tú siempre tan faltando...]
Texto agregado el 15-08-2006, y leído por 225 visitantes. (10 votos)