Como cada tarde tuvo su blondo y curvilíneo despertar, entre movimientos lerdos busco sobre el velador lleno de colillas y piscolas la pastilla que lo libraría de su habitual migraña, como pudo, levanto su ya prominente figura y enfilo hacia el refrigerador en busca del agua mineral que le limpiaría la noche que encima llevaba.
Luego abriendo su closet lleno de riguroso negro, cogió su tenida, se coloco su boina, y partió rumbo a sus tugurios, con la sonrisa que siempre lo caracterizaba.
Texto agregado el 15-08-2006, y leído por 140
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Lectores Opinan
15-08-2006
Como cada tarde! interezante... dolordietetico
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