"Respiremos, tu puedes, no te caigas, o si quieres haslo, yo estoy dispuesta a ayudar a levantarte", me dijiste esa tarde en la que el mundo se me caía en mil pedazos encima, como un Atlas con la Tierra igual encima suyo. Pero estuviste ahí, como siempre. Para siempre. Y cuando uno esta mas allá de lo que espera, cuando uno ya no logra ver la luz que iluminaba; espero a que regreses, espero a que estés dispuesta ayudarme, a levantarme. Espero a que no me digan que cambie "porque cambiar no es necesario, mejorar sí", como me dijiste una vez. Ahora solo cálmame, ahora solo cállame... sé que lo harás bien. Porque aunque me caiga, me tropiese, y me vuelva a caer, cuando estos trémulos pasos no sean mas que dulces trampas, cuando mis manos tiemblen del miedo y de la soledad, tú estarás ahí; aunque no te lo pida, aunque no lo quiera, aunque haya ese momento absurdo en el que uno no quiere acercarse a nada, en esos momentos estúpidos en los que uno pierde la conciencia y se percata que las posibilidades de sufrir se incrementan y se te acercan cada vez mas, cuando uno se da vueltas de 360º mirando su alrededor y se da cuenta de la inutilidad de sus sentidos y de su existencia porque ya todo es imposible de remediar, en esos momentos... Estás tú. Y aquella tarde en la que respiramos, juntas, como siempre, y cada paso mío iba junto al tuyo, y la siguiente mañana en la que una mirada extraña, sensible, y esperanzada se cruzó en nuestro camino, recibí tu abrazo, el incondicional, y de repente "¿como estás?" te escuché decir. Sí, sí era para mí. Era yo la que estaba ahí y nadie más. Y como nunca, y como siempre supe que estabas ahí, para mí.

..leelo xime... gracias.. en serio.. una vez mas.. gracias.