Como decían sus compañeros Rubén era un Joven píola, como cualquiera de su edad. Realizaba a tiempo sus actividades escolares, no molestaba a las personas de su entorno, evitaba compartir demasiado con los alumnos del colegio y lo que es más desconcertante, parecía no tener actividades extravagantes. Rubén vestía como un joven normal y circunspecto, distante de los habituales ropajes negros y desaliñados, alejado de toda la estética juvenil de moda, sin aros en los labios, narices y cejas, tampoco lucia tatuajes.
En los pasillos comentaban que la razón de su irremediable acto era una locura de amor, motivado por la urgente necesidad de perder la castidad. Pero su madre negaba esa hipótesis, pues nunca lo vio distraído mientras intentaba escribir alguna supuesta carta de amor, tampoco encontró fotografías de alguna compañera en sus revistas. Ni mucho menos algún nombre inmortalmente tatuado en la cara trasera de sus cuadernos.
Por eso cuando su madre lo descubrió ahorcado en la bodega de su casa, la noticia impactó a todo el pueblo de Talagante. Su cuerpo permaneció 24 horas colgado en el lugar que Rubén había elegido para su muerte, porque un domingo por la mañana es casi imposible encontrar jueces disponibles para constituirse en el lugar del suceso.
Su Madre estuvo meses tratando de comprender la drástica decisión de su primogénito. Visitó a varios doctores, comenzó a ingerir una cantidad apreciable de antidepresivos de última generación, a pesar que los medicamentos funcionaban, no podía evitar sentir su ausencia.
Después de su muerte uno de los principales pasatiempos de la Señora Helena era escudriñar en los rincones de la habitación de Rubén, a pesar que esa caja siempre estuvo anclada sobre una repisa, se demoró semanas en abrirla, pues intuía que ahí podía encontrar una verdad que a lo mejor ella no estaba preparada para aceptar. Su corazón latía lenta y profundamente, como los metódicos golpes de un Gong, sus ojos adquirieron una textura que se asemejaba a un cristal húmedo, ella posó una de sus manos en la tapa de la caja de cartón y la destapó decididamente.
La pequeña caja de cartón que antiguamente era el recipiente comercial de 10 CDS. No contenía ningún elemento revelador, solo se encontraban depositadas ahí unas dos centenas de fotos en blanco y negro recortadas de los diarios. Helena pausadamente se dispuso a observarlas una por una. Después las apiló en grupos:
1) En el primero estaban las fotografías relacionadas con las actrices de cine, entre ellas se encontraban: Drew Barrymore, Julie Delpy, Alicia Silvertones, Asia Argento, Audrey Tautou, Bridget Fonda, Irene Jacob, Juliette Binoche, Kate Winslet, Angelina Jolie, Winona Ryder, y Kathie Holmes entre otras.
2) Grupo dos, artistas: Stanley Kubrick, Bob Dylan, Jack Kerouc, Jorge Luis Borges, Robert De Niro, Jack Nicholson, Marlon Brando, Nick Drake, Lou Reed, entre otros.
3) Afiches de Películas: Toro Salvaje, Belleza Americana, El Resplandor, Perros de la Calles, Sonatime, Bleu, Blanc, Rouge, Amelie, La Naranja Mecánica, La Vida es Bella, la Otra Cara del Amor, El Padrino, y Las Vírgenes Suicidas.
4) Grupos de Rock: The Clash, los Ramones, Ac-Dc, Iron Maiden, Pixies, Nirvana, Mazzy Star, Radiohead y David Bowie.
5) Grandes catástrofes: un montón de imágenes sobre la Segunda guerra Mundial; La captura de Berlín, los campos de concentración, fosas comunes con miles de cadáveres de persona de Religión judía, escenas de las Batallas de Stalingrado y Normandía, y los últimos bombardeos de la guerra de los Balcanes.
Cuando la señora Helena se concentró en una fotografía de la entrada del ejército Rojo a Berlín su mente viajó hacia la figura de su marido, a Ella le molestaba sobre manera la actitud que había mostrado el Profesor Fuentes frente a la muerte de su hijo, distante, como si comprendiese las razones que motivaron a Rubén a adoptar tan lamentable decisión. El chacal Fuentes “apodo que lo distinguía en el colegio” siempre había incentivado la veta artística de su hijo, veían películas tardes enteras y no eran precisamente las de Disney. Ella por una minúscula fracción de segundo pensó que el culpable del insoportable martirio que padecía era su marido, por introducirle en la cabeza esas ideas raras, por mostrarle esas películas que no eran para jóvenes de su edad.
6) Fotos de Catástrofes Naturales: la erupción del Volcán Lonquimay, El tsumani del sudeste asiático, los huracanes de centro América etc.
7)Fotos de Crímenes ecológico: las muertes de los cisnes de cuello negro en el río Cruces en Valdivia, la tala de árboles en el sur de Chile, el incendio de las torres del Paine, los ensayos nucleares del atolón de Muroroa, la quema de los yacimientos petroleros de Kuwait y el lamentable accidente atómico de Chernobyl.
9) fotos de pueblos abandonados: los indígenas aymaras después del terremoto. Los kurdos, los afganos, pakistaníes, iraquíes, y los niños hambrientos del centro de África.
10) Fotos de criminales: Charles Manson, el Tila, Pinochet, Adolfo Hitler, Cupertino Andaur, el Mamo Contreras, Noriega, y G. Bush.
11) Fotos de personas desposeídas y abandonadas: una infinidad de vagabundos hambrientos de todas partes del mundo, los cuales parecían integrar la población de un país distinto y único en el planeta, donde no existía idioma, nacionalidad, bondad, solidaridad, ni las esperanzas, donde el sentimiento que los enlazaba era la penuria, el dolor y la necesidad amparada en el egoísmo.
La señora Helena al observar las fotos sintió una profunda tristeza, y más que descubrir respuestas que aliviaran su dolor, dentro de la caja encontró cientos de dudas. Pero al observar con cuidado el fondo del recipiente, -justo antes de Guardar las imágenes de papel de diario-, tropezó con un pequeño dibujo elaborado en lápiz de carbón con los suaves trazos de un bosquejo, en esa desamparada hoja de maquina estaban plasmados las últimas líneas de una vida, en ella se representaba a un joven muy parecido a Rubén, observando unas simples montañas, a los pies de un árbol que se ubicaba al costado de un solitario río que bajaba de una cumbre, y en su blanco cielo ausente de soles estaba marcada la siguiente frase: “Es Aquí donde se Encuentra mi Vida”, la Señora Helena no pudo hacer más que llorar desconsoladamente.
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