Chavela Vargas y AxNxIxMxAxL




El estaba acostado bajo las cuatro paredes de cartón que sus padres había construido con mucho sacrificio y esfuerzo, pero que sin embargo, no valían ni un centavo juntas, la preocupación no lo dejaba dormir precisamente por sus padres, era una noche oscura, nada raro en una ciudad que vive en la edad media.

Su nombre podría ser pedro navaja pero seria demasiado trillado, podría ser Rosendo tijeras, pero lo ultimo que quiero es que alguna editorial de medio pelo me ponga cargos por derechos de autor, solo se llamara Edwin y ya, aunque quizás su verdadero nombre sea solo un código de barras en algún computador de algún fracasado ministerio del interior, de algún país tercermundista en algún absurdo planeta.

Esa noche no podía dejar de pensar en como salir de todos sus problemas, de todas sus deudas, de toda su miseria sin siquiera tener un poco de tranquilidad, afuera las balas y la lluvia se confundían, adentro, muy adentro, una batalla por saber lo que estaba bien se estaba librando, no sabia que hacer, las ideas se cruzaban hasta que el llegara a la conclusión desesperada que si quería vivir tenia que matar, no había salida, este mundo era demasiado ruin y toda su vida se parecía a las leyes darvinianas.

Al otro día salio, conocía a algunos amigos que lo podían ayudar (o en el peor caso, y quizás el mas posible, lo podían hundir mas en la mierda en que vivía)

- Oe parce, necesito luka- Edwin pico el ojo- yo se que usted me puede ayudar con eso.

Edwin era un buen tipo, así como lo era frankestein cuando lo crearon.

- Claro llave, usted sabe que conmigo pa las que sea.

Después la conversación se hizo eterna, cada ves que se habla de muerte un estudiante de literatura se sume en llanto eterno.




El siguiente domingo le habian dicho todo lo que tenia que hacer, quitale la vida a un hombre, Edwin, serás un cuervo, eternamente condenado a quitarle los órganos a prometeo, serás una roca que vivirá viendo la historia, llorando la historia.

Se monto en su maquina, puso la pistola en su pantalón, su alma no estaba tan lista, puso el pie en el acelerador y emprendió la marcha. Muchos habían transitado esa misma calle, muchos ya hemos transitado esta horrenda ciudad, a todos se nos ha regado la sangre encima de ella. Otro que lo haga no cambiara las cosas.

El sonido de su conciencia se confundía con el reggaeton que sonaba de fondo, tic tac, tica tac, el sonido de la muerte, tic tac. No sabia que sentir la cosa se ponía cada ves mas tensa, solo unos kilómetros y llegaría al sitio indicado. Tic tac, tic tac, como llora la ciudad.

- Listo, ayúdeme diosito- dijo, casi tratando de expiar la culpa de lo que en unos momentos iba a sentir- todo bien, después de esto no seguiré.- el sabia que dios no creía en las mentiras.

Se hizo detrás una pared, el sonido seguía, no podía parar, era, mas rápido, al fondo se veía la manada de escoltas, los ojos cerrados mientras levantaba el fierro, Edwin era un héroe y un villano, cada gota de sudor cayendo, de nuevo el escenario de fondo era la noche oscura, gritos de nadie, en la calle no había ni un alma. Empezó a hundir el gatillo mientras una lágrima caía en su rostro de pensar en los padres del hombre que iba a poner a chupar gladiolos. Caía en su rostro una lagrima de pensar en sus padres cuando a el lo mataran.

Edwin decídete, dispara, solo estas tu, solo tu y la sociedad.