Regresa!

El grito recorrió la calle con tal amplitud que casi puedo afirmar, ahora que me siento a ver hacia atrás, que cobro vida propia y decidió tratar de frenar mi huida físicamente (si es que logro que ustedes me entiendan). No, No soy Arthur Gordón Pym. No tengo Un Cuervo, pero estaba pensando en uno esa noche. Y llovía.

A que debía regresar, me pregunte. A la abulia?...A La incomprensión?... Al sin sentido?

A la nada?.

No lo hice y decidí vagar. Llovía, y cada gota que estallaba contra mi Gabán trinchera era como un insulto que el Cielo mismo hubiese determinado para afrentar mi - a su ojos - Cobardía. Y seguía lloviendo, y yo seguía escurriéndome en mi lenta, lentísima huida hacia otro lado.

Al final de todo simplemente aborde el barco y me aleje para siempre, sin pensar...