“SIES” CONTRA “NOES” Y VICEVERSA
Nosotros los humanos,
que vinimos a este mundo,
solo a andar el camino,
contra la imposibilidad…
sin conocer ni propósito,
ni causa, ni dirección,
un camino que sinuoso,
nos hace deambular,
siempre girando en círculos,
fuera de nuestra compresión,
y que parece burlarse,
de nuestro peregrinar,
de nuestra disposición,
de nuestro afán luminoso,
de invocar a la intuición,
de caminar a bandazos
a golpe de decisión
inquebrantable, inamovible,
bajo nuestra impotencia,
y nuestra dedicación,
persiguiendo los sentidos,
en pos de la orientación,
tan confusos, como perdidos,
como deslumbrados por el sol.
El camino es solo paisaje,
el paisaje es el motivo,
nuestros ojos, son sus testigos,
su latido, son nuestros pasos,
nuestra voz, es su sentencia,
su locura, nuestros poemas,
nuestra voluntad y albedrío,
son a causa de su desafío,
nuestro corazón, su tambor,
y redoblando, su delirio,
nuestros sentidos, su visión,
dislocados de su belleza,
palpitan en consecuencia,
profesándole emoción.
Capaces somos de sueños,
que se erijan en ciudades,
sueños que son las riendas,
que aferran nuestras manos,
hasta saltar los nervios,
hasta estrujar las venas,
en un porvenir vislumbrado,
que fugacidad parpadea,
antes de desaparecer,
y dejarnos a la deriva,
descabezados, descorazados,
desbocados, desencauzados,
haciendo giros temerarios,
colgados en acrobacias,
realizando saltos mortales,
y equilibrios sin red,
tantas veces derribados,
en sincopadas caídas,
siempre fuera del ritmo,
del compas de la orquesta,
tropezando a deshoras,
como vulgares marionetas,
de sonrisa de madera,
con hilos que la sujetan,
peor que espantapájaros,
con paja en la cabeza,
solo requiere presencia,
para aterrar los sembrados,
de estorninos famélicos,
chiquitos, joviales y pardos.
Y la cabeza,
¡ha! esa cabeza...
el centro de control,
centro del universo,
donde empieza la luz,
cabina de observatorio,
donde ocurren las cosas,
narrador en voz en off,
narrador de cuentos,
de fábulas humanas,
relatador de aventuras,
proezas, fechorías, travesuras,
contador de instantes,
de momentos incesantes,
contador del tiempo,
del que vino y se fue,
y del que venga,
y pase de largo,
sin apenas mirarnos.
.....El tiempo..
¡ha! el tiempo...
el tiempo es esa línea,
esa que perseguimos,
trazada ante nuestros pies,
irrefutable, inconfundible,
en permanente consecución,
de su tic tac exacto,
segundo a segundo,
naipe sobre naipe,
dado tras golpe de dado,
dardo clavando dardo,
firme resolución de pasos,
de serpiente ineludible,
que cruza sobre el desierto,
como guía experimentado,
con el hombro apropiado,
hombro donde colgarse,
para dejarse llevar,
lleve allí donde nos lleve,
mas allá del mas allá.
Cruzando, vamos cruzando,
un desierto punzante,
punzante de cactus enhiestos,
cactus desfilando arrogantes,
desafiantes y grotescos,
cactus que pinchan los dedos,
para saborear nuestra sangre,
cactus soberbios y altivos,
presuntuosos, inabordables,
orgullosos forajidos,
áridos y desagradables,
cactus enmascarados,
como sagaces bandidos,
de deseos disfrazados,
que pinchan a traición,
pesarosos desengaños,
a los jóvenes que incautos
los abrazan como sueños.
Desierto que de deseos,
se ofrecen como labios,
entreabiertos, semicerrados,
señalando hacia el norte,
o que nos llevan al sur,
que nosotros perseguimos,
corriendo, corriendo, corriendo,
alentados por espejismos,
de aquí para allá,
de allá para aquí,
como jinetes sedientos,
montados en remolinos,
de caballitos de arena,
moldeados a mano,
dúctiles con las riendas,
que nos llevan al oasis,
que por ventura,
esta ahí mismo,
detrás de esas palmeras,
ni las ultimas, ni las primeras
ni las que no hemos visto.
Y que alcanzando la fuente,
fuente de la ensoñación,
poseerla solo un momento,
tal como un rayo de sol,
posee una gota de lluvia,
ese instante antes,
de su desaparición,
como leve, bonita y sublime,
brizna de pensamiento,
disuelta en vapor.
Y que al atardecer sumido,
en su propia inflexión,
de aquel longevo día,
que aun esta por llegar,
que desde el tiznado ocaso,
deja caer a la muerte,
(tal como cae la verdad,
con ineludible luz mordaz),
en forma de manto o de velo,
en forma de lluvia silvestre,
pues la lluvia repentina,
de la muerte que acontece,
que sobreviene ambigua,
nos deja caer inertes,
tajante, inflexible e impavida,
sin ninguna alternativa,
a su dedo acusador,
y en su precisa caída,
lanzada como cuchillo,
como catana, como sable,
como navaja, o guillotina,
como hacha, como mandoble,
como daga, o puñal,
como florete, como espada,
como sierra, o alabarda,
filo mortal entre los filos,
pulido, bruñido, lijado,
afilado, curtido, ajado,
a dar un corte en el camino,
por el que vamos andando,
mientras que de improvisto,
en su acometer incisivo,
descarga un corte bestial,
que quebranta el suelo,
delante mismo de los pies,
que sobreviene en abismo,
sin permitir un paso mas,
y desde ahí, nos agarra fiero,
tirándonos de los pelos,
(cual muñeco que lleva un niño),
y nos arroja furibundo,
por la boca del vació,
garganta abajo deglutidos
a la olla de los muertos.
Y nosotros los perplejos,
en caída incesante,
en ingravidez diametral,
tragando a bocanadas,
la indigestión del vértigo,
caer así sobre una nube,
sin dejar de fulgurar,
y flotar en complacencia,
complaciente en esencia,
complacidos en extremo,
sin sentirnos afligidos,
por habernos desprendido,
en forma definitiva,
de cualquier dependencia,
al ligamento terrenal,
en un paso irreversible,
como ultimo paso a dar,
ante la emancipación,
de yacer en nebulosa,
postrado sobre “la nada”,
y en distensión absoluta,
tararear una canción.
Y nosotros pendulantes,
traspasar de realidad,
cambiar de dimensión,
como cambiar de habitación,
como cambiar de tren,
como cambiar de zapatos,
de vestido, gafas o corbata,
y tal vez por fin,
perder el ansia de la sed,
y tal vez, quizás,
no volver a divagar,
ni atormentarse,
ni mortificar,
y tal vez por fin domar......
la felicidad escurridiza,
a bocados de pastel,
a mordiscos premiados,
de un Donut gigante,
como tocar panaceas,
odiseas, utopías,
explayados en certezas
de incredulidad,
tal vez siendo, sin ser,
y estar ahí, sin estar,
solo estando,
sin ser nada,
sin ser nadie,
y solo estar.
Por eso fue que vinimos,
que vinimos de tan lejos,
de mas allá, del mas allá,
caídos de las alturas,
al pozo de la humildad,
vinimos a caminar,
a caminar “el camino”,
a transitar, deambular,
transcurrir, a perpetrar,
el “transcurso temporal”,
llenando el vació abismal,
y el vació del edén,
de seres prodigiosos,
medio hombres, medio dioses,
con prominentes ideas,
con formulas improbables,
hechos, causas y razones,
y en todos los formatos,
de contundentes a livianos,
dispuestos a sentir cosas,
sentir objetos, sentir momentos,
sentir el caos, sentir paisajes,
para sentir que sentimos,
a través de nuestra carne.
Y tal fuera...el vacío
un maravilloso ámbito,
que para llenarlo de algo,...
sus moradores decidimos,
mitad dioses, mitad humanos,
inventar un lugar ideal,
entre lírico y brutal,
un lugar paradójico,
entre absurdo e ilógico,
un lugar para jugar,
a ser humano carnal,
y desentrañar dilemas,
de su extraña existencia,
¿pues no seria la carne,
uno de nuestros inventos?,
¿y no seriamos
entretenimiento,
para el publico celestial?
¿la distracción favorita,
de los portentosos,
dioses-hombre-animal?,
qué entre surtido de juegos,
guardan en sus arcones,
tableros dimensiónales,
con maquetas de universos,
tan gigantes, tan inmensos,
como es la realidad,
con distintos personajes.
con distintos reglamentos
sofisticados y diversos,
rebosantes de misterios,
rebosantes de mieles,
rebosantes de acritud,
que estimulan,
que entretienen,
con un solo objetivo,
dar vida a la diversión
jugando a dar la vida,
como un juego de rol.
¿y no seria la carne un objeto,
un objeto que pueda sentir,
con nosotros metidos dentro,
en un disfraz existencial?
¡pues, menudo carnaval!
¿qué no sería la carne
“pasatiempo” “crucigrama”
“rompecabezas” “ajedrez”,
a causa del aburrimiento,
de la armonía celestial,
que encontramos en falta,
problemas, dificultad,
dilemas, adversidad,
pesadillas y sueños,
sensaciones, pasiones
y experiencias humanas
llenas de visceralidad?
¿Y la carne de qué esta hecha?,
esta hecha de contrapuestos,
hecha de “síes” y ”nóes”,
mordiéndose entre ellos,
confabulando, urdiendo,
intencionalmente confrontados,
creados para repelerse,
para contradecirse,
para constatar,
en contrastes, en supuestos,
en sospechas, en dilemas,
contrahechos, y dispersos,
“sies” contra “noes”,
hasta derramar sangre,
“noes” contra “sies”
hasta quebrar los nervios,
¡que viva la controversia!,
que la controversia viva,
dentro de nuestro ser,
que lo levanta, lo derriba,
lo devora, lo excita
lo hace reír y llorar
débilmente fuerte,
fuerte debilidad
en pro y en contra,
de su voluntad.
Y provocar explosiones,
eclosionar sentimientos,
intencionales y tensos,
hasta el filo de romper,
con dificultades extremas,
hasta lo improbable,
hasta lo irresistible,
del dolor mas intenso,
¡pues es todo tan fácil
aquí subidos en el cielo!
que pedimos lo imposible,
como si fueran sueños.
Vorágines, incendios,
cremación, inmolaciones,
hecatombes pasionales,
vitalmente expuestas,
sobre la tersa flor
de la mas piel inhiesta,
el “si” contra el“no”
el“no”contra el“si”,
y nosotros en medio,
llenos de laceración,
a punto de detonar,
como bombas de tiempo,
apunto de asombrarse,
con el devenir universal,
emocionarse en la visión,
en el más leve contacto,
convertido en palpable,
en mínima insinuación,
como un termómetro,
de mercurio vulnerable,
presto a inflamarse,
inflamado del temperamento,
que impulsa todas las cosas
Percepción universal,
que con mirar el cielo,
inspirarse con los versos,
de metáforas abruptas,
desnudando el universo,
de cuestiones y preguntas,
y a su luz rutilante,
llegada de lejanías,
llegada para amansar,
los ánimos soliviantados,
deseos de destrucción,
bajo el fuego, bajo el caos,
de este mundo vertedero
utilizado, manchado,
invadido, secuestrado,
y con igual corrosiva
abducir el universo,
con un cohete fiero,
por un agujero negro,
y poder relatar su tragedia,
en una enciclopedia,
transcribiendo su dialogo,
en una escena de teatro,
e interpretar su comedia,
de comediantes burlados,
por el humor que nos profesa
con saña, ironía y sarcasmo.
Y proyectar al espacio
nuestra oda a los sueños,
sueños como la sed,
sed como el desierto,
desierto como paisaje,
paisaje como camino,
camino como tiempo,
tiempo como armazón,
vientre donde alojarnos,
como cuerpo caparazón,
de nervios desenvainados,
armados para la guerra,
con casco, escudo, y peto,
en lucha de nobles gestos,
contra la contradicción,
entre “sies” y “noes”,
y de un solo espadazo,
triturar la macedonia,
de carnes y pensamiento,
fantasías, sentimientos,
emociones, y lógica,
y leyes naturales, perversión
y locura, razón,
brutalidad,
y belleza y amistad
que hacen del humano...
ejemplo de caracol,
con su propia casa a cuestas,
fundido en obra maestra,
desde el mas idiota,
a el mas ruin,
y del mas déspota,
al más inepto,
en un mecanismo perfecto
sin distinción.
Y como única escapatoria...
¡la salida del desierto!,
....dicen que hay un túnel...
por donde se oculta el sol,
allá en el mar opuesto
que va a parar al este,
por debajo de la tierra,
que saltándose la noche,
lleva al día siguiente,
¡día de la salvación!,
que es la fuga perfecta
perfectamente imposible,
para aquel que desespera,
enredado en sus cadenas,
inventando de la nada
una absurda solución
que inflige "la locura”,
y es así como se escapan.
Tal fe a la imposibilidad,
trasgrede todas las leyes,
franquea toda frontera,
burla cara por cara,
la realidad cuadrangular,
con temeraria inconsciencia,
con sueños que dislocados,
como motores ingrávidos,
maquinas de las tormentas,
para descargas internas,
que destrozan nubes negras.
con sus ruidos fervientes,
de los ácidos del vientre,
mecanismos orgánicos,
cartílagos y filigranas
minúsculos resortes,
relámpagos condensados,
vientos que mensajeros
de acopio de deseos,
de premios hacen entrega,
para comensales hambrientos,
a la mesa de su invocación,
festín que para infelices,
a pesar de ser perdices,
como siempre, como tontos,
no tienen invitación.
En un momento sobrenatural,
fuera de las reglas y el tiempo,
los deseos están ahí,
regados, abonados, y frescos,
crecientes en el jardín,
a nuestro alcance expreso,
flotando en el remanso,
flotando como peces,
en el lago plateado,
llamando a sus hermanos,
deseos allende el mar,
sobre caballitos marinos,
en carrera con los cielos,
cascada de felicidad,
bajo el sol radiante,
felicidad que a priori,
es dueña de la realidad,
realidad que a posteriori,
crece en la incredulidad,
visible, palpable, tangible
imposibilidad factible,
de ser y estar...
sino en el principio,
en el fin...
del camino transcurrido,
así pues, caminante indeciso,
destierra tu timidez,
es preciso te embriagues,
¡embriágate ahora mismo!
¡embriágate con tu sangre!,
no dejes de embargarte,
por el temor a sentir,
la exultarte emoción,
de ser un dios de carne
como un humano divino.
¡Caminante sigue a tus sueños!
porque te están esperando,
escondidos tras esa duna,
y se dejarán coger,
mansos como pajarillos,
y te harán volar,
como ángel de precipicios,
como ángel de desperdicios,
sobre las cúpulas del doquier,
del doquier extasiante,
y sino en esta vida,
en las otras, que vendrán,
a cuál más rutilante,
de las que acontecerán...
sea como fueren,
de universos creados,
para lúdicos encuentros,
de experiencia carnal,
para dioses que aburridos,
jugando con perversidad
entre decorados celestiales,
y bóvedas panorámicas,
cúpulas del paroxismo,
del dios-humano-animal
que exultante de ingenio,
se come a bocados el mal
y sin quemarse la lengua,
escupe culebras felices,
que culebreando se van,
por algún extraño sendero,
de algún tablero fastuoso,
con fichas de tacto carnal.
Silvia Escario 10-08-06.
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