Hace algunos meses conocí a muchas personas a las que les gustaba escribir al igual que a mi, nos hicimos muy amigos y nos mandábamos cuentos casi todas las semanas, eran personas de distintos países pero de pronto comencé a tener muchas tareas y pruebas del colegio, lo que no me dejó tiempo para escribir, ni siquiera para responder a las cartas que me escribían donde me preguntaban porqué había dejado de escribir. Esto comenzó a cansarme y cada vez lo soportaba menos. No lograba concentrarme al estudiar ni en clases, y por el solo hecho de no escribir en tanto tiempo estaba entrando en una crisis. Muchas veces traté de no pasar tanto tiempo estudiando y tomarme algún tiempo libre, pero mi mamá es muy estricta. Cuando ya se volvió algo insoportable tomé una decisión, un día al llegar del colegio en vez de volver a mi casa donde estaban todas mis obligaciones y deberes me fui a una plaza tranquila, me subí a un árbol y escribí algunos cuentos, después de eso redacté una carta a cada uno de mis amigos explicando por que no había escrito en tanto tiempo. Luego fui a una oficina de correos y mande las cartas, cuando llegué a mi casa ya eran las ocho y estaba oscuro. A penas atravesé la reja del patio mi mamá me reto, me dijo que se había preocupado mucho y me castigó pero a mi no me importó porque me sentía muy feliz por el solo hecho de haber podido escribir a mis amigos...