El día fue bello, tu estabas en ese lugar que habíamos acondicionado para nuestros amoríos, las nubes cómplices de nuestra pasión comenzaron a desprender bombones y chocolates y los niños corrían aprisa a bañarse de esa ilusión hecha realidad, los juguetes no pasaron ala historia, eran ya un principio de vida humana. Tenia la noche mas de mil luces que hacían figuras y se entrelazaban unas a otras, saltando como el viejo agitar del átomo molecular que habita en el cuerpo de la materia inerte ala vida humana, tus besos no eran de harina y color rojo-carbón manchaban a los míos secos y sedientos de una sequía pasada, el camino era grande y ala orilla dos mares, uno de color verde y otro de color violeta-rojo. Era lo que nos acompañaba, tu me mirabas y te perdías en mis ojos y yo en los tuyos, así son los días de la infancia caramelo. Las noches eran ala vez tan largas que tenían que traer lunas de otro lado por que las que habitaban en el mar infinito del cielo se apagaban, y había una estrella fugaz que tamaño bólido no dejaba de dar vueltas y pasaba mencionando la hora de tomar el baso de néctar de rosas que alimenta el corazón de los soñadores despiertos y a los moradores amigos de Morfeo que batallean en las interminables flores-girasol que de noche salen, renunciaron al día por que dejo de salir o el día renuncio a ellas nadie lo supo, se sirvió una ensalada de galaxias y gente de otros mundos vino a ver esta escena tan peculiar, tu amor al mío y el mío al tuyo, dueños de todo, dueña de mi, dueño de ti, y todo con sabor a amor.
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