En que bosque
estaba perdida su sombra,
tras que árbol
su figura escondió su luz,
dónde se habían ido
sus pupilas de azul, que las había arrebatado
de mi presencia
para sumirme en el abismo
de las ausencias.

Casi el olvido
se apoderó de su nombre,
al pensarlo vacilo si besarlo
o dejarlo dormido en la memoria.
Absorto contemplo
como gime el viento,
sonido de su voz nombrándome,
luces brillantes
susurros acantilados
grito sin respuesta,
enfermo de pasión
sin promesas que recordar
para llamarlo.

Murmuradoras brisas
llevan mi eco
tras sus ojos color de cielo,
con intima paciencia
la espera dormía serena,
el sueño eternizaba
su piel canela,
mientras un trozo
de mi alma luchaba
por olvidarlo.

Nunca su boca se fue de mi boca
si sus manos calaron las mias,
fuimos una ronda de versos
preñadoss ambos de alegría,
eramos una enredadera
que el viento mecía,
junco y loto
en amaneceres cristalinos,
más la luz hecha velo
separaban nuestros cuerpos.

Un día el rayo
estremeció la tarde,
la palabra quedó suspendida
reviviendo recuerdos,
su promesa fué rota,
la nada palideció
estremecieron los verbos,
las espigas florecieron
acariciadas por el tiempo,
la escarcha del corazón
corrió como agua desnuda,
cristales sencillos
perlas angulares
frotaron almidonadas,
la semilla del viento me dijo
que volverias...
para quedarte entre mis brazos
una vez mas...dormida.