Me llama la atención que a Dios le haga gracia que los poderosos de este mundo luchen por salirse con la suya, sin considerar la voluntad divina en sus actos y sopesar las consecuencias desastrosas de ellos. Dios es tan grande y poderoso que nos debe ver como pequeñísimas hormigas que construyen su Torre de Babel generación tras generación, sin aprender de sus errores y recapacitar tras los desastres que provoca una civilización mal encaminada.

La historia conocida de los hombres apenas abarca algunos miles de años, pero pienso que los hombres tienen mucha más historia de civilizaciones que siendo brillantes en su momento luego colapsaron por su necia visión de la realidad. Quizás algún día conoceremos mejor cómo fueron las civilizaciones de Egipto, Ur, Babilonia, y muchas más de las que ahora no tenemos rastro. Pero aún así no aprendemos de nuestro pasado, de los errores de la historia. Siguen aflorando intereses mezquinos y llenándonos de nimiedades egoístas, sin considerar a Dios en nuestras acciones.

Cuando Jesús es bautizado se escucha desde el Cielo: "Tú eres mi hijo: yo te he engendrado hoy.” Esto nos debería avisar de la cercanía del verdadero gobierno de Dios, a través de Cristo, y de todos los que los sigan en hechos y palabras. Aunque a Dios le arranquemos una leve sonrisa con nuestras niñerías, El es muy firme al decir que esto no lo va a permitir más y que pronto vendrá su Hijo a poner orden.

Los que tienen poder en esta tierra deberían tener este salmo en sus cabeceras o pegado con un post-it en su monitor.