En un súbito impulso, que parecía inspiración divina, salté.
Al final de todo había decidido terminar con esto, ya nada más valía la pena y los demás estarían mejor sin mi fastidiosa presencia.
Mientras el aire silbaba en mis orejas y yo pensaba esto último, una majadera voz dentro de mi cabeza replicaba sin parar: -Que vanidoso eres al pensar que los problemas de la gente vienen por tu causa, y claro- agregó sarcásticamente-este salto es un acto completamente altruista.
Si ya todo acababa, para que demonios ponerme a discutir; en el fondo sentía que la vida seria más sencilla y brillante sin mis complicaciones ni tribulaciones.
Pero como ya todos se han dado cuenta, esto no lo hago por altruismo, en lo absoluto; esto es un acto egoísta hasta las entrañas, pensado en mi, por mi y para mi.
Y ya cuando caía no me pasaba el menor pensamiento de arrepentimiento, era lo mejor, fue mi decisión y fue por mi propia mano o más bien por mi propio pie.
Estando a punto de llegar al suelo, se detuvo mi caída y me elevé, dirigiéndome al mar; francamente esto no lo esperaba, no se suponía que pasara ¿QUIEN OSABA ENTROMETERSE EN MI FINAL? !SE SUPONIA QUE TODO DEBIA ACABAR¡; pero al notar que de nada servia quejarme deje de hacerlo y por 1° vez en mi vida (e irónicamente al final de esta) no hice más preguntas y me deje llevar.
y así volando llegue pronto al mar y así volando lo crucé hasta que llegue a un lugar que nunca antes había visto y cual seria mi sorpresa al ver ahi a una mujer a quien yo solía amar y a la que yo daba por perdida hace ya mucho tiempo; sin poder contener el sentimiento que me provocaba aterricé junto a ella.
Pasé años en aquel lugar junto a aquella mujer con la que no podía ser más feliz, pero como todo lo bueno, debía acabar; y acabó de repente, cuando de una forma totalmente imprevisible (de la misma forma en que todo esto empezó) regresé de golpe a la caída que según yo había abandonado hace años.
TODO HABIA SIDO UN SUEÑO; realmente nunca había volado ese maravilloso lugar y tampoco había estado con ella.
Pero ahora mientras caigo pienso que ya puedo morir en paz; he soñado por última vez y he soñado lo más maravilloso que pude soñar alguna vez; no siento nostalgia por el adiós.
Ya no todo tenía que acabar, más bien todo podía acabar ahora.
|