CRUCE DE CAMINOS
. . . .“Igual que pan que alimentase el
. . . . . . .cuerpo de materia celeste”
. . . . . . . . . . . . . . . . . José Ángel Valente
Nos cruzamos a menudo
al doblar una esquina.
Él con su cara medio baja,
su boca medio ladeada
y dos oscuros dedos junto a su boca,
solicita un cigarrillo.
En sus labios no hay palabras,
pero hay
un aleteo de párpados
que desvelan mares esmeralda
y tormentas de lluvia solitaria.
...
Tantas monedas, tantos días
deposité en tu mano diestra.
Hicieron falta para saber
que de pronto hoy
hay algo que quiero de ti...
Por señas me hablas.
- No. Te daré el cigarrillo
si me dices tu nombre-
Frente a mí quedas manso
como el agua en un charco.
Ya no importa tu mano cubierta
de blanda costra,
ni tu faz casi apenas visible,
de un oscuro rojizo de vino
y vida de intemperie
No importan las botellas,
tantos días,
unas veces blandiendo el aire,
otras, junto a tu lado entonando
los conciertos
del quieto vacío al pie
de los semáforos de la calle Juan Bravo...
Hoy tan sólo veo tu pelliza,
blando cuero,
tu porte joven y al tiempo señorial
de antiguo niño bien, bohemio,
universitario...
Te observo callado y quieto,
quizás buscando imposibles albas
al borde de la apenas acera,
casi en la mitad de todo.
Está a punto de abrirse el semáforo.
Detrás de mí hay coches...
Y de pronto... ya me iba,
puede que la luz cruzase a ámbar,
no lo recuerdo...
se alza el inconmesurable el verdor de tu mirada.
Y me alcanza.
Nos llega.
Nunca antes había visto tus ojos,
que apenas recuerdo. No eran grandes.
Nunca antes se había erguido hacia mí
tu mirada...
De hecho fue
nuestra primera vez.
La última.
Fue... nuestro universo desplegándose
de otro modo.
Tanto y tanto...
El pan de tus ojos tímidos
se hizo lago extendido
que no lágrima,
o sí.
No sé ya...
Fue tu bello y escondido lago,
amaneciendo,
presto a fundirme,
dispuesto
a la eternidad del instante.
Pero la espera reclama.
Me recompongo
y sacudo mi cabeza en un gesto
que dice no.
¡No|
NO me has dicho tu nombre.
sólo silencio
sobre silencio.
Y así vivimos frente a frente
la parada del instante.
Así moramos
por parajes sin rumbo,
destinos vírgines
tan inmensos
como lo que cabe
en una décima de segundo.
Tan infinitos.
Más aún.
Hubo movimientos mudos de tu boca,
casi podía oir la roldana
extrayendo tu agua
de un pozo tan hondo...
Tanto.
Remoto. Mucho.
Así llegó apenas audible una palabra,
- Agustín.
Me invadió.
Levantó en mí... un remoto pasado
quizás de sueños. No sé...
Lo único es
que en presente la recibo.
La recibo engarzada joya
de invaluable tesoro.
Titila instantes de segundos como estrella
que cruzara un silencio
que alumbra y desvela
las rutas vírgenes de nuestra mirada.
Su mar extensa.
Su intemporal océano,
su blanco velamen
sus perdidos faros.
Frugal estela que al vacío cae,
de donde regresa
pues en el vacío
todo y nada es uno.
Sólo ahí.
Roncos sonidos de motores
me empujaron de vuelta.
¿Nos?
Sí. De algún modo, de todos,
sé que sí.
Sino, lo sabría...
Precipitada busco en el bolso
el pedido cigarrillo.
La penúltima eclosión
del celeste humo.
Te doy el cigarrill,
te lo enciendo. Aspiras hondo.
Ya están creadas nuevas galaxias,
mínimos-máximos nuevos universos...
Inmensos orbes
unos y opuestos,
tierra esencial,
retina,
ojo
danza de síes y noes,
de todo y nada en un instante
Eterno.
. . . . . como siempre
es Ahora.
Después, una vez más partimos,
como cada día,
cada uno por su lado,
cruzando nuestras ondas...
Cruzándonos.
FIN
............................. Saludos, saludes, amigo desconocido, y sin embargo,
amado, amado...
Tanto.
___
Angeles Yagüe, Madrid.
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