…Estaba agotado, la escuela se había vuelto en mi único refugio para evitar pensar en todo que había perdido en mi absurda búsqueda del amor, eran poco más de las doce de la noche, jugaba con mi celular esperando que la luz del sol llegara para poder ocultarme de nuevo entre sus rayos cuando de pronto éste sonó y recibí un mensaje, un mensaje proveniente de mi nuevo destino, de quien lograría hacerme olvidar a todos, inclusive a mi primer amor…
Era el mensaje de un desconocido ¿Su nombre? Lo ocultaré igual que el de los otros, sin embargo, yo lo conocí como “el Panda”. Mi vida estaba a punto de cambiar y no tenía la menor idea de cuánto y si sería para bien o para mal.
En su mensaje me pedía una oportunidad de conocernos, lo cual me sorprendió porque no soy de la clase de persona que muchos deseen conocer y menos desconocidos. Accedí con la condición de que respondiera todas mis preguntas.
Nuestra primera cita duró 52 horas, ahora comienzan a comprender cómo fue que superé con él a mi primer amor. No fue por el tiempo, sino por las tantas cosas que dijimos en él.
Panda llegó a las tres de la tarde de un miércoles, la atracción entre nosotros se dio en cuestión de segundos, lo invité a pasar, yo trabajaba en algunas cosas de la escuela, pero le dediqué el tiempo que merecía, jugamos “verdad o reto” y fue con esto que pude enterarme de muchas cosas sobre él, principalmente aquellas relacionadas con su misterioso interés en mí.
Él estudiaba artes (allí entendí cómo fue que llegó a mí), sólo conocía a una persona de la facultad de artes: Mi artista. Él le había hablado de mí y lo había enviado como premio de consolación ¿Qué pensaba yo de todo esto? Lo odié, odié al ser que un día me llegó a considerar “su mejor amigo”… Tardaría unos meses en comprender que él sólo quería traer un poco de felicidad en mi vida.
¿Cómo reaccioné frente a Panda? Lo ignoré, no podía creer que una persona como él se prestara a seguir ese juego y no fue sino hasta después de escuchar su versión que decidí darnos una oportunidad.
Mientras terminaba mi trabajo él jugaba con mis peluches, era muy tierno. Después de un rato me pidió que lo acompañara a comprar un chocolate, detuve mi trabajo y fui con él, al regresar continué escribiendo, me ofreció chocolate y lo rechacé, pero no por ser descortés, sino porque en realidad no me gusta el chocolate. Terminé mi trabajo y decidí invitarlo al cine, el accedió y nos encaminamos.
La noche comenzaba a refrescar y él no había llevado un suéter con consigo, así que decidí prestarle uno, se le veía muy bien, incluso mejor que a mí, al llegar al cine nos dijeron que la última función ya había comenzado. Decidimos comprar los boletos para un estreno el próximo día… Él dormiría conmigo... él durmió… yo estaba aún despierto.
Al siguiente día, nos despertamos cerca de las dos de la tarde, ninguno de los dos fue a la escuela, salimos a comer y regresamos al cuarto, escuchamos todo tipo de música y seguíamos conociéndonos, nuestros cuerpos aún seguían siendo ajenos, aquella noche después del cine dejarían de serlo… ¿Hicimos el amor? Nunca lo hicimos, pero nos deseamos con la misma intensidad ¿Por qué no lo hicimos? Ambos teníamos asuntos pendientes, ninguno estaba dispuesto a dejar atrás su pasado…Mentira, yo ya lo había hecho…él no pudo.
Nuestra cita terminó al siguiente día por la noche, él se fue y ninguno de nuestros encuentros volvió a ser como el primero, el “infatuation” había terminado.
Dicen que un clavo saca a otro clavo, y eso es cierto, Panda me lo probó, lo que nunca han dicho es que la situación sigue siendo la misma, la única diferencia es el clavo que de igual manera queremos sacar.
Me obsesioné con él y mientras más imposible le era verme, con más fervor lo buscaba, trataba de encontrarlo, invitarlo a salir, tenía tanto miedo de perderlo sabiendo que jamás lo había tenido.
Él fue mi primera y última obsesión, lo confieso, sé que también hubo amor en nuestras miradas, de ese amor que sólo se da con la primera mirada y muere con el último rose de piel, así nos amamos y nos dejamos.
El día que yo decidí dejarlo atrás, también decidí traer de nuevo a mi vida un antiguo fantasma al cual había llamado Gelato. Nos vimos tan pronto salió del trabajo. Me miró como tratando de encontrar en mi cuerpo residuos de nuevos amantes… Tal vez encontró fragmentos de un artista y un Panda, jamás lo sabré.
Me contó que todo en su vida iba muy bien, el trabajo era excelente y estaba cumpliendo todas sus metas ¿Qué le podía decir de mí? Que había iniciado dos relaciones después de él, y cada una de ellas fue más frustrante que la anterior… No le dije nada, hablé de la escuela y de los nuevos trabajos literarios a los cuales había dedicado parte de mis noches.
Durante toda la visita nuestros labios quisieron tocarse, pero ambos decidimos que esa noche no era la más oportuna para que eso pasara.
A la siguiente noche todo fue diferente, hicimos el amor como siempre, dormí en sus brazos y al despertar le dije “Te amo Panda”…
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