nací un día como hoy y desde que abrí la boca no he hecho más que gritar, ya sea llorar, reír, o hablar tontería… me he enamorado muchas veces y siempre he perdido, di demasiado… perdí el tren que llevaba al éxito cuando contaba con dieciocho años… mi madre se volvió a casar con otro hombre y la perdí para siempre… he tenido muchas luchas con toda mi familia. me drogué, puteé, soy vehemente, tengo hijos no reconocidos como flores en el pasto… y lo peor de todo es que soy muy feliz y contento… mis amigos piensan que estoy loco porque siempre sonrío, siempre tengo buenas energías, y siempre tengo buena voluntad con el vecino... no tengo ni deseo amigos ni amigas ni novias… prefiero dedicarme al trabajo, a escribir, a ver la tele, tener una mujer de vez en cuando y dormir rico cuando me canso… he vivido mucho… tengo más de cien años y siento que estoy cerca de la muerte… mi madre juraba que yo moriría pronto por la vida que llevaba, pudo ser verdad si no fuera porque se me apareció un hombre con mi nombre, mi cuerpo, todo igualito a mí… quién eres, le dije… ¿quién eres tú?, respondió... le dije mi nombre, el medio el mismo nombre… le pregunté por mis padres, me dio las mismas referencias de mis padres... ¿y tus novias? me dejaron, me dijo... y a ti ¿cómo te fue? igual a ti, me dejaron… sonreímos y decidimos entrar en un bar a tomar unos tragos… todos los que nos veían nos llamaban pelotas, por los genitales que paraban uno junto al otro, y muy parecidos… desde aquel día paramos juntos a todos lados... hasta que el tonto, enfermo, gravemente… le pregunté al doctor lo que tenía y me dijo que era cáncer terminal… le dio dos meses de vida… cuando se fue el médico, le conté la verdad… no me gusta sufrir, me dijo, mátame... lo maté, lo enterré y una vez al año le voy a visitar, y eso ya hace más de cincuenta años... aún cuido su ropa, sus cosas, pero, hay algo extraño desde que mi doble murió... cada noche siento unas ganas de mirarme al espejo, y cuando me miro, le veo... me cuenta cosas de mas allá de la vida, me dice que es muy sabroso, que debería ir con él... pero yo le escucho casi diariamente... por supuesto que no le he contado a nadie de esto, y si les escribo es que ya estoy cerca de encontrarme con mi doble que, aún continúa conversando conmigo... lo extraño es que día a día mi cuerpo parece no perder la salud… todos mis amigos se han ido al otro lado, todos quedan menos yo que aún continúo escribiendo no sé para quien. creo que lo hago porque no tengo a nadie a quien escribir, eso es lo que creo... vivo aun en mi misma casa y casi no hay nadie a mi alrededor... toda la gente es joven y todos me miran como si esperasen a que me muera, pero nada, ya tengo más de cien años, camino, escribo, leo, y no tengo nada más que hacer, excepto, conversar con mi doble todas las tardes... aunque las últimas veces ya casi no hablamos, nos miramos, como quien ve a su hermano que solo recuerda su nombre y se despiden como una vieja costumbre. por eso es que he salido a la calle y me quiero morir, pero no por mi cuenta ni a través de un accidente de auto, no, no de esa manera sino de una manera casual, es decir, he salido a la calle y le he pedido a un tipo cualesquiera que me mate, con un puñal que guardo bajo el brazo, pero todos se asustan, se alejan de mi lado y dicen que estoy loco… no me importa, yo sigo con mi daga buscando a alguien que acabe con mis días… he tenido suerte, me he encontrado con un perro, y este parece entenderme muy bien… diariamente me corto una parte de mi cuerpo y este se lo traga. ya no salgo a la calle, y ahora estoy desangrándome, estoy agonizando, muriendo por fin… mientras noto que el perro se parece al doble que veía diariamente en el espejo…


San isidro, agosto de 2006