El anciano se miraba al espejo. Veía en él a un niño con sus mismos ojos, su misma mirada, pero con mas inocencia, mas limpia, mas dulce...
Cerró los ojos unos instantes y volvió a abrilos.
Ese rostro que veía ahora era el suyo, con todas sus arrugas, con la piel curtida y con la mirada cansada, triste y con destellos duros, acerados...
Pensó en lo que cambian los años. Debería haber un término medio.
Cerro los ojos de nuevo durante unos segundos pensando en su juventud... los abrió y se contempló joven, ¿qué edad tendría..? Esbozó una mueca indiferente con la boca y pensó que le daba igual. Serían 30 años, o quizás 35... Todo era posible con esa edad. La mirada era desafiante, casi agresiva, propia del que cree que lo puede todo. La cabeza erguida...
Un golpe de tos lo volvió a la realidad. Eran casi 80 años los que le devolvía el espejo. Un rostro acusando el sufrimiento, porque la dicha, los gozos y los buenos momentos, no dejan huella en el rostro, los malos ratos sí. Nunca había pensado en ello. En su vida había más padecimientos que disfrutes placenteros.
¡Cuánto sabía ese espejo..! En unos momentos le había realizado una radiografía de su vida. A pesar de todo, se sentía satisfecho. Había llegado y eso era lo que contaba. Tenía la sensación de que a su alrededor estaban todos...¿todos? ¿quines eran todos? De nuevo el rostro de niño... Se parecía a su madre. Se lo dijeron muchas veces... le parecía verla tras su rostro infantil. Y su padre... tenía un gran mostacho que le cubría el labio superior. Fue muy severo con él. pero nunca le guardó rencor. Lloró mucho su muerte.
Ese maldito espejo se está volviendo borroso. Hay alguien que ríe a carcajadas en el fondo. Está ya tan borroso ese espejo que no puede conocer quien es el que ríe. Lo estará pasando bien. Mejor así. Eso le hace feliz. Poco a poco se está sintiendo mejor. Ahora no parpadea tanto. es como si estuviese soñando. Es como si una moviola estuviese repasando fragmentos de esos casi 80 años...¡Dichoso espejo..! Se ve que el baho de la respiración lo ha empañado... no se ve casi nada.
La sensación de bienestar es muy grande.
Fuera del espejo, una voz llorosa dijo bajito: ¡¡Se nos fué!!. |