Las nubes estaban muy alborotadas, brillaban con gris intenso, no eran los mejores días para navegar.
Arribó a la isla más cercana y allí decidió descansar. Con la cabeza en las rodillas recreaba su corta vida, no eran los mejores momentos.
Algo rozó su pelo, era ligero como una rama, pero no, no había nadie. Se levanto perezosamente, se sentía melancólica, una melancolía sin sentido, nada había llenado su vida. Echó a andar, despacio, pensativa.A lo lejos algo relucía, algo la arrastraba sin proponérselo. Entre las ramas encontró un tesoro, ¡¡¡ era increible !!! No lo había buscado, por qué encontrarlo. Lo cogió lo acarició y se dirigió al barco con prisa, quería guardarlo. Ella no conocía tesoros, siempre viajaba sola surcando los mares.
Cogió el rumbo hacia la isla de los sueños, allí lo escondería donde nadie lo pudiera encontrar. Se sentía feliz.Junto al tesoro encontró el mapa, se tumbó bajo una palmera, iba a revisar su contenido. ¡Increíble! ese tesoro había pertenecido a una princesa?.
Abandonó la isla de los sueños y navegó hacia su tierra. Al llegar a casa buscó entre sus libros, debería encontrar esa historia. Una vez el libro entre las manos, empezó a leer sin detenerse. ¡¡¡Qué bella historia!!!!! Su corazón soñaba siempre con el amor, ella aun no lo había encontrado.
Quiso ver ese tesoro, lo guardaría en la isla hasta que la princesa lo reclamara. No quiso pararse a descansar, volvió a embarcar hasta llegar a él. Su sorpresa fue grande, no se dejaba encontrar, parecía un tesoro embrujado. Sabía donde lo había guardado, pero...
Estando escribiendo este cuento apareció el "hombre de mis sueños". Lo interrumpí llena de felicidad. No llegaron esas palabras que anhelaba mi alma, fue un adiós???
Este cuento queda interrumpido. Habrá muchos cuentos, pero este jamás podrá ser contado. Habrá muchos grandes amores, pero esta ilusión la cortaron de raíz sin haber casi empezado.
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