“El dinero no lo es todo…”


Chechenia, Irak, Afganistán, Corea del Norte, Palestina = Países malditos, perseguidos, sometidos, crucificados, ninguneados por una comunidad internacional pendenciera y agresiva. Y la lista continúa alargándose. Pronto se unirán a ella: Irán, Arabia Saudita, Siria… y demás sorpresas. Cualquiera puede resultar señalado de pronto por la globalización depredadora. Pero por qué no se señala a ¿Israel, Rusia, Reino Unido, o los mismos EEUU? Y qué sucede con la Unión Europea (antes siempre tan humana y voluntariosa) que ahora calla y por lo tanto ¡otorga!

Leo en primera plana del diario del martes 11 de julio de 2006: “Muere en una explosión el líder chechenio Basáyev, el terrorista más buscado de Rusia.” Y por qué. ¿Por qué conceder la independencia a países tan extensos como Ucrania y no a la débil y minúscula Chechenia? De Ucrania solía decirse que era el granero de Rusia, pero hoy no es más que un silo de viejos misiles nucleares y un granero infecto devastado por la radiación del desastre de Chernobil. En cuanto a Rusia en su día debió decirles: ¿Queréis vuestra independencia? Pues tomadla. ¡Aquí la tenéis! Os la ponemos en bandeja; pero antes bájense los pantalones. Y Ucrania se los bajó pensando que abrocharse el cinturón le iba a resultar sencillo. Se equivocó. Naturalmente todo estaba previsto por los que se reparten el grano y el pan de nuestro mundo mientras dejan sucumbir a los demás… En cambio en Chechenia hoy en día los rusos tienen permiso para encerrar violar y asesinar sin control a todo aquel que se les antoje. Igual sucede en otros países, ya lo veremos.

Pero nada es tan sencillo; Chechenia tiene petróleo y gas, Afganistán el camino que debe atravesar el gasoducto más importante para occidente y la clave del opio en el mundo; Irak era el único país que daba réplica militar a Israel en Oriente Medio y aparte era sumamente rico siendo productor de millones de toneladas de barriles de petróleo; Corea del Norte es dueño de un ejército poderoso igual que lo tuvo Irak. Y según ellos, los EEUU, desestabiliza (en realidad resulta molesto y contraproducente para sus interesas en la zona) y por eso anhelan frenarlo, condenarlo o destruirlo como sea.

En cuanto a Palestina… ¡Es lo peor! Es el Walter de nuestro mundo; la vergüenza más indecorosa para todos nosotros. Por aquí ronda un ¿chiste?, dice lo siguiente:

“Anoche soñé que un tanque israelí bombardeaba mi hogar. No se detenía ahí. A continuación lo arrasaba y atropellaba aplastando a toda mi familia en su interior, tan solo yo lograba librarme. Una vez llevada a cabo la operación, encontrándome desolado, un militar se bajaba del vehículo se acercaba a mí y me hablaba del “genocidio…”

Está claro lo que sucede. Israel trata de hacerles la vida imposible a los palestinos para que se vayan. Y para ello no duda en asesinar selectivamente a sus líderes, encerrarlos en un gueto, bombardear ¡¡sus edificios gubernamentales!! Pero… ¿Dónde se ha visto, excepto en los otros países considerados malditos, que esto suceda sin recibir la más mínima condena internacional? Sí, incluso me avergüenzo de mi país que se suma al carro de los que hacen “mutis por el foro.” Los israelitas, “los judíos”, quienes fueron bestialmente asesinados en masa por la ley de la “Solución Final” que impuso de forma salvaje el Reich comandado por Hitler, apenas han dejado pasar cincuenta años desde el término de su masacre para comportarse de manera semejante… Esto es como para echarse a reír de locura, aunque es más bien triste y muy preocupante. Pues nos demuestra una vez más que la conducta del ser humano es en todo momento destructiva e irracional. Dos pueblos que deberían de convivir juntos ayudándose y comprendiendo sus heridas mutuamente se pelean. Y sobre todo uno, el más fuerte, que carga sobre sus espaldas con una terrible responsabilidad que transmitir a la humanidad, en lugar de aprender de aquello que le sucedió, se comporta igual que antaño hicieron con el…

Hoy en día solemos decir que las cosas cambian, pero nada ha variado en el mundo en los últimos siglos. El imperialismo sea cual sea sigue rigiendo con mano de hierro; el clasismo se acentúa; el racismo aumenta pese a la mentirosa hipocresía de los dueños del mundo que afirman que todo está mejorando.

No, ¡nada de lo que nos dicen es cierto! Nada ha cambiado. Tan sólo mejoran ellos: los que están establecidos en las capas más altas de nuestra sociedad, mientras que la clase media carga con el peso de la responsabilidad, se empobrece de forma constante, y la clase baja se convierte en una marea irrefrenable.

Nos engañan con promesas, falsas promesas de paz mientras siguen metiéndose en guerras y producen armas que emplean y prueban sobre nosotros; y a continuación, venden en esas guerras. Devastan y queman países enteros mientras prometen que los están componiendo… ¿Qué clase de mundo es este que se enorgullece de asesinar a sus adversarios en lugar de ser más responsable y pactar acuerdos bilaterales? ¿En qué época vivimos hoy? Os lo diré aunque sé que a muchos os va a doler escucharlo porque estáis establecidos en esa capa de comodidad y no queréis ni oír hablar de crudas realidades. Aunque parezca otra cosa, porque así se disfraza, vivimos ya “la ley de la selva.” El más fuerte, está claro, es ¡quien tiene la pasta! Pisa a los demás, camina sobre sus cabezas y vive en la hipocresía; de vez en cuanto suelta algún fajo de billetes a los pobres perros hambrientos...

Antes había un dicho hermoso y prometedor. Lo recuerdo; todavía circulaba con fuerza por las calles a finales de los años setenta. Hoy está casi desterrado y ya prácticamente nadie lo emplea y cuando lo escuchas pronunciar lees en el semblante de quien lo articula su absoluta inseguridad, decía:

“El dinero no lo es todo…”


José Fernández del Vallado : Josef
Madrid, julio de 2006