Toda la vida soñé que mi vida tuviera sentido. Tuve muchos maestros, personas a quien imitar, que seguir, tal como un payaso... Me he agotado de seguir caminos que tienen la medida de mis pies. Me he topado con un anillo que no le hace al dedo. Me he detenido y veo rostros sin gestos, ojos sin brillo. Tengo un camino frente a mí y me agrada, hay un nombre que resuene por el aire, se escucha muy dulce, se siente uno bien mientras camina y camina hacia allí, hacia el centro del nombre. Ya frente a frente me veo reflejado, y siento que pertenezco al nombre que resuena en cada piedra, aire, mar, fuego, en todos lados... Veo el abismo y salto como un niño hacia los brazos de un padre. Soy feliz mientras caigo y veo mi nombre reflejado en todas partes, todas partes, todas partes, todas partes...
San isidro, agosto 2006
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