Nunca pasa nada,
y si pasa, qué importa,
y si importa,¡ qué pasa!
CHOCOCRISPIS
Es curioso lo que me pasa, mientras camino observo lo que acontece a mi alrededor y me quedo infinitamente sorprendido. A cada paso que doy, la hierba e innumerables florecillas crecen frente a mí, pero en el mismo instante en que paso por encima... desaparecen, ¡ya llegó el caballo de Atila! Pero es muy extraño, porque, ciertamente, siento que no voy caminando, sino que el aire me arrastra suavemente, elevado unos centímetros sobre la superficie del suelo. Volando no sería la palabra exacta. Y veo estrellas a plena luz del día, y oigo el canto de los gorriones a media noche. Veo murciélagos haciendo sombra en cualquier olivo o farola, todo es de color de... ¿rojo? ¡Mierda! Ya me he vuelto a sangrar. Una espina clavada en la carne... ¡esa no! Esa es la dorsal... Que sueño... ¿Me duermo o me desangro vivo? Mejor dormiré para no enterarme... pero tengo que despedirme, hacer octavillas, anunciarlo, no puedo irme a la “cama” sin antes advertirlo, a lo mejor alguien se quiere venir conmigo, sería interesante no volver solo por una vez. Olvidé que tenía una espina clavada en el corazón, sí, es otra, pero esta la tengo desde hace mucho tiempo. Ya casi no me duele, he olvidado que la tengo ahí, pero de vez en cuando, cuando alguien rebusca dentro, me lo recuerda y pregunta: ¿y esto? Y yo digo: nada, un mal paso, pero es mentira, fue un buen paso, lo malo fue la caída, fallé el tiro, y es que yo tengo muy mala puntería. Además, ¡qué cojones! Estaba oscuro y no se veía un... ¡nada! Ejem, no se veía nada. Pero me he desviado un poco. Yo andaba entre florecillas, volando entre las mariposillas y navegando entre los arbolillos, estoy empezando a delirar, demasiados “illos”, demasiada ecología sana, demasiada vida. Si yo voy a morir... para qué tanta vida... claro que, a lo mejor, alguien viene y jode la historia, y va y me salva. ¡Qué chungo! Con lo que cuesta preparar una cosa así y que parezca un accidente, si no, si me pillan, me pueden acusar de suicidio en primer grado, y eso de que te entierren en la “trena” da muy mal rollo. Y los gusanos de allí tienen muy mala fama, por no hablar de las ratas, y de los necrófilos, a saber lo que harán de mi cadáver... mejor lo dejo para mañana... mañana será otro día.
|