Cada vez mas rápido, la oscuridad tornasolada, opacada por el frío y la presión, hacían que la caída fueses cada vez mas certera y que la desesperación no tuviera ningún caso de seguir… Si cuando avanzaba, la superficie parecía mas cercana al suelo, las olas no hacían daño, ni amedrentaban…la única causal de abatimiento y dilación era la constante e infaltable incertidumbre que punzaba hasta romper la conciencia, la razón… haciéndolas sucumbir en pos de la pasión.
Sus pies iban avanzando sin medida, ni precedentes, sólo ateniéndose al llamado de auxilio de aquella alma que sabia muerta, y que no tenia ni las mas mínimas intenciones de volver a la orilla, acompañado por el ser ya asfixiado por el caudal de su socorro y que alguna vez había intentado, sin mayores aspiraciones de persuasión, hacerle olvidar la loca idea de que podía permanecer a flote sin moverse y sumido en el despecho...
Y ahora, con tal irreverencia, clamaba socorro e indulto que llevarían a su expectante al suicidio…
A pesar de que sabia que su acto de merced culminaría en el fin ineluctable, confiaba en el riesgo, en sus preguntas e inconclusas. Entonces paso su magnánimas manos para llevar a cabo el acto del que tenia menester, mientras sentía como su cuerpo volaba abrazado a ese otro que era parte del error que ahora los hacia fenecer.
Solo faltaba un paso, solo un aleteo, hasta que sintió como la arena, la brisa y el sutil calor del sol presenciaban su despertar.
Ahora sólo caminar la naturaleza como siempre le había dado la respuesta