En la penumbra de la habitación a penas visible distingo la cama, nada en su lugar incluso tu figura me habla de sueños de lejanía, se que no estás solo y a hurtadillas me escurro silenciosa con mi frio. Mis brazos helados necesitan el calor de tu piel tan ansiado tan soñado; al fin voy entrando y recorriendo tu cuerpo con mis piernas hasta calzar con la curva final de tu espalda. Te cubro de besos suaves de al fin, embriagada con los perfumes de este silencio cómplice, ella me siente y sin sobresaltos me busca bajo el manto blanco que nos cubre, tu suspiras, solo eso, duermes aún mientras su suave piel me recorre buscando y encontrando, levantamos nuestros rostros contigo como montaña límite, donde caerán las aguas? Las caricias silenciosas cayendo como cascadas de agua dulce, como saben los cuerpos en penumbras?, las redondeces, los olores, respiraciones cruzadas entremezcladas. La lentitud de los movimientos anuncian que dos mujeres se han encontrado. Te despierto con un beso de esos que te enloquecen, dulce de labios blandos, mordisqueados y succionados y te despiertas sin preguntas a punto de explotar de dicha y pasión. Mi frio se ha perdido en el calor de esta cama revuelta, en cambio tu te refrescas con lo último frio que quedaba, mis pechos. Ella es como la describiste preciosa, de pelo dorado de princesa, la tomo de la mano y la invito a salir de la cama, tu fascinado ella tambien, te incorporas tratando de ver en la penunbra el espectáculo que te regalaré, de lado apoyado en tu brazo con la sábana blanca cubriendo perturvadoramente tus caderas, nos miras con fascinación. De su mano suavecita, entregada la llevo hacia el umbral y la tomo firme, abro la puerta y ella se apoya en el dintel, le sonrío y la arrojo fuera, le cierro de un portazo, que grite lo que quiera! te digo y corro a ti, a tus brazos y tu con esa cara de sorprendido como ahora, te ríes en una carcajada inmenza y me extiendes tus brazos para quedarnos así yo sobre ti, tu bajo mio, riéndonos de la vida y de mi forma de ser....
|