I.
Tu cara da vueltas
según el aro frágil de mi luna que sangra gata
pares de metalines
corazares nubletas
en el límite serpentino
espero.
II.
Con el pulso en las banderas
y los techos del barrio
y los anaqueles
en el banco de la vieja calesita de Temperley
en la cuesta de los barcos escribime
y clavate
gris en el último escalón. Así volverán y te pondrán bocas en los pies
caminarás
caminarás
hasta morir
de pena.
Entonces
la voz
tu marca
mis arenas
crepusculares obras
en la piel.
III. Eras
a los veinte años el prólogo desparejo
de los cincuenta
escribo y no lo sueño
porque salgo en tu sombra con las hojas de lo que pudimos ahora ves
y tu ojo se pierde
mi olor ahora ves
y tu mano resbala con desagradables
inútiles
despedidas
ya perdimos la miel
y la madera seca del fresno
invierte la voz del último Hacedor.
IV.
Sacar de mí la tierra negra que te mueve
flagelado y santo tu ojo llorarás más de la cuenta
volverán párpados
y el universo de los cuentos
pesa
caben a tus ramas los olores
la brújula sureña y un escandaloso rayo
nos despide.
V. Todos los días
quemo en el olvido mis versos
para que alguien sepa que soy
más que arena
más que sal en tu cuero
más que lengua en tu palabra.
Texto agregado el 05-08-2006, y leído por 175
visitantes. (4 votos)
Lectores Opinan
15-12-2006
Mística de alto vuelo para una poesìa intimista. 5*s Vent
05-08-2006
..aunque hermeticas, estas palabras cautivan. Mildemonios
05-08-2006
Una mescla de arreboles y nubes grises dan la sombra de tus versos en las tardes escritos*5 terref
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