Entpil ha caído, pero todo tiene su explicación, ella sabía muy bien que el fuego no la mataría pues era inmune a él, tal como lo era Ibent. Pero quería morir pues era respeuosa de las leyes de su pueblo y los habia traicionado, a pesar del asesinato de su hermano mayor, había preferido perdonar la vida de aquel hombre sin recuerdos, no sabía de que era capaz y de alguna forma estaba tranquila de morir antes de saber las terribles consecuencias de su desición.
Entpil cayó por el precipicio, sintió el viento en su rostro, cerró los ojos... si, era mejor no ver. Una frase escuchada hace mucho volvió a su mente.
"La única forma de flotar es caer".
Sintió la roca en su pecho atravezándole las entrañas y quebrando su espalda, el dolor se extendió ardientemente justo segundos antes de que su cabeza chocara con violencia contra la piedra y todo acabara.
Todo desapareció, el dolor, los acelerados latidos de su corazón, los sonidos del bosque, las voces lejanas, todo era blanco, pero no recordaba haber abierto los ojos, se sentía como una brisna de viento o una gota de mar, todo se alejaba, el miedo, la tristeza, el amor, dejándola libre de todo pensamiento. Gobernaba en ella una paz absoluta, sin espacio ni tiempo.
-Entpil.
No, ya no era Entpil, no reconocía más ese nombre, ya no era humana ni mujer.
-Entpil.
Esa voz...
Frente a ella se dibujó borrosamente la figura de su hermano mayor.
-Ibent? Eres tu?
-Si.
-Donde estoy?
-Esta es la muerte, sólo una antesala a vidas futuras, aquí llegan las almas y marchan a lugares nuevos para nacer sin memoria. Yo he permanecido aquí porque otro me cedió su poder, no estoy vivo ni muerto y puedo vagar por los mundos como un espíritu, durante todos estos años te he seguido, a tí, a Asthent y al que llaman el Sin-Nombre y he entendido muchas cosas. Ahora debo partir, otro cuerpo me espera y la única forma de marcharme es entregándole este poder a alguien más.
Entpil, no hiciste lo que debías hacer, el Sin-Nombre debe morir por razones que descubrirás por tí misma. Es necesario que vuelvas y cuides de Asthent, él se encargará de terminar lo que nunca empezaste.
Sintió que se elevaba, abrió los ojos, estaba sobre una roca, podía escuchar los murmullos del bosque y voces lejanas. Miró a su alrededor y se sobresaltó al descubrir su cadáver ensangrentado.
-Ten cuidado...-era el último mensaje de su hermano.- No estás viva ni muerta, los vivos te temen y los muertos te odian.
Debía encontrar a Asthent.
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