Cuando me muera
hacedme una tumba de letras
que no quepan los gusanos
ni hipocritas lamentos.

Hacedme una tumba de letras y de verdades,
pues no soy ni seré un santo,
y convertirme en uno seria negarme
y echarme a los gusanos.

Si hay lagrimas es vuestros ojos,
que sean verdaderas,
no quiero falsos sollozos
ni llantos simulados.

Y cuando vuestras lagrimas rocen el suelo
hacedme un ultimo favor:
olvidad mi cuerpo
no me traigáis flores ni vengáis a visitarme,
incinerarme y esparcirme
en cada rincón de vuestras mentes.

Recordad los buenos momentos,
y seréis felices de nuevo.
Recordad los malos,
y los vasos estarán medio llenos.
Recordad cuantas verdades he dicho
y hacedlas parte de vuestra sabiduría.
Recordad cuantas veces erré,
pues a veces los errores valen mas que los aciertos.
Recordad mi cara amable y mis virtudes y seguidlas,
pues de todo hombre se puede aprender algo.
Recordad mis defectos y malos actos,
y sabed que nadie es perfecto.

Hacedme una tumba de letras,
y venid de vez en cuando
a dejarme corazones.