Permíteme poder

Cuando pueda llamarte amor... los muros que rodean mis caricias de anhelos apuñalados no serán más que cortinas de transparente encaje batiéndose al viento.

Cuando pueda llamarte amor... mi espalda reseca y estéril, manto de inmaculada vaciedad será campo de cultivo para las amapolas que tus besos planten.

Cuando pueda llamarte amor... cada palabra, cada gesto, cada emoción, cada te amo engavetado arrasarán como vendaval el tiempo no compartido volviendo eterna la llama de tus afinados abrazos.

Cuando pueda llamarte amor... mis blanquinegras ensaladas de polillas revolotearán en mi estómago despertando un apetito que sólo tu carne saciará.

Cuando pueda llamarte amor... podré reír sin causa aparente porque más que la felicidad tu quintaesencia me habrá otorgado la configuración perfecta, podré dormir sin caer en los brazos de Morfeo porque tus ronquidos cantos de ruiseñor arrullarán mis ansias.

Cuando pueda llamarte amor... encallaré mi velero en las protuberancias de tu cuerpo y seré naufrago permanente de tu pecho puesto que es el único puerto seguro existente en todo el universo.

Cuando pueda llamarte amor... mis sábanas destilarán lavanda dándote la bienvenida a un circo que como carpa tendrá el cielo estrellado de abril, donde con mi látigo de espuma marina bajaré la luna para que nadie más que tú llene de plateado polvo sus pies durante las noches de plenilunio.

Cuando pueda llamarte amor... yo no seré yo porque tú reinarás en mí y en el millón de corazones que necesitaré para brindarte un nuevo amor con el amanecer de cada día.

Cuando pueda llamarte amor... ya no me harán falta las palabras porque lo habré dicho todo.

(Aunque un te amo nunca está demás. Permíteme poder).