Me detuve
como un sombrío paso
ante la luz de aquellos ojos;
callejón;
lápida; beso,
para deshojarme
en una gravedad sin rostro.
Detrás,
la noche cae abrupta;
se desgaja;
muere errante en la eternidad
de estos semblantes mudos.
A lo lejos,
el temblor de aquellos labios
repercute en las entrañas
como un manantial
de ecos y formas
que navegan mi existencia:
No te vayas;
en ti la vida se diluye
bajo una espiral
de luces y de sombras
que agigantan mis designios
junto al correr del tiempo...