Este texto se lo dedico a mis recuerdos, a la persona que los ocupa y que se que ya no existe.
Para Guillermo, ese ser inexistente.


Salgo a buscar a mi corazón, esperanzada en hallarlo aún con vida.
Camino sobre huellas de amores destrozados; palabras impresas sobre piedras; miles de voces corriendo tras el delirio de mi alma, esperando que me encuentre en alguno de sus besos.
La gente pasa a mi lado, y el vacío de sus risas taladra poco a poco mi amargura...trato de desahogarme ;con un grito, una nota ,cualquier cosa que parezca una melodía; y espero a que el escalofrío corrompa lentamente mi piel... me busco, te buscó... trato de encontrarme y no hago más que tropezarme con miles de oídos; todos dispuestos a no escucharme...
Las risas terminan, pero un ruido incesante sigue taladrando mi cabeza impidiendo que mis gritos salgan; y me resigno a exponerme nuevamente al sacrificio de los recuerdos.
Mientras tanto el viento me trae poco a poco tu silueta, el sol tu calor y la altura del edificio consigue recordarme el vértigo que siempre me provoco el estar contigo.
Mis ojos deseando ser inmortales luchan con lágrimas que caen incesablemente, mientras el suave viento juega conmigo orillándome al precipicio...
Mi ser devastado por una inundación tuya, queda inerte sobre la serpiente, dejando sólo un cuerpo destrozado y un alma mal formada con todos sus sentidos intactos.
Todo sale de la nada, y sin embargo seguimos sin existir, las palabran siguen saliendo e intentan despiadadamente morir.
Yo sin embargo, ilusamente sigo intentando: salgo a buscar a mi corazón, esperanzada en hallarlo aún con vida...