Usted...si, usted apuesto caballero,
deténgase un instante y piérdase en mis ojos
confiése friamente si me ha dejado de querer.

No esquive mi mirada, es preciso
que yo intuya en sus pupilas dilatadas
ese deseo tan sublime que ayer le provocara.

¿Ayer? ayer fui suya y mio fue usted
refrendándo posesiones a otorgar
a cambio de un precioso y sublime capital

Las promesas no se hicieron esperar
nuestras manos soñadoras dedujeron
cuántas veces nos habriamos de amar

Cartas selladas fueron nuestros besos
de pago preciso
e inmediata entrega

Entre ópalos y perlas deshojamos la pasión
navegando por oasis placenteros
subiendo juntos mil calvarios de dolor

¿Hacia dónde huyo tanta locura?
¿En qué momento se apagó su efusión?
a usted...si a usted le hablo...
caballero distinguido, dueño de mi corazón