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El político Leonidas en la convención anual del partido fue distinguido por el presidente de la República. Después del festejo, cuando iba por su vehículo tuvo que detenerse a que terminara de pasar el desfile de paquidermos. Furioso por la demora jaló con violencia el rabo de una elefanta. Ella con la trompa lo levantó y después lo azotó en el pavimento, luego descargó su intestino sobre el maltrecho cuerpo. La apresaron y fue enjuiciada hallándola culpable. Seis años después su figura fue sinónimo de buena suerte y su efigie llenaba desde lapiceros hasta anuncios luminosos. El buen gobierno perdió las elecciones y el opositor la adaptó como imagen del cambio. |
Texto agregado el 11-01-2004, y leído por 732 visitantes. (11 votos)
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