LAS MOSCAS 2
La vida y sus misterios, o sea, la magia y la eterna posibilidad de lo imperecedero, dejando espacio para la permanente duda de lo que esta más allá, casi un espejismo, donde lo que subyace sólo deja entrever el mensaje reservado para aquellos iluminados que siempre sabrán hacer gala de su oportunismo canchero; si de competir se trata, o bien de tender la mano amiga, en secreto, si en verdad creemos que el reino de los cielos podría estar cerca de nosotros.
En fin, la historia que quiero relatar es simple pero a la vez encierra ese eterno misterio y tiene como protagonista a una mujer.
Sonaría ridículo confesar mi edad, sólo diré que aun no me espera el panteonero y que más temprano que tarde caminaré por las grandes alamedas; en fin, el lector entenderá si digo que me cansé de mi edad o mejor si digo que mi mujer cree que sólo tengo 28…
Gracias a ella, al menos puedo decir con orgullo que me fumaba los porros tranquilo, en un balcón donde las horas transcurrían apacibles, en un estado sempiterno o más bien decididamente nocturno.
Es muy linda esta cabra, me tiene agarrado del cogote, si hasta parece que la llamo con el pensamiento, aparece así de improviso, con su sonrisa pre-nupcial que encandila los sentidos y el corsé que ruega a gritos ser liberado…
Esa es mi chica, la de la casa a obscuras, la que quiero hasta el final, la que me hace la sopita con huevito y que me espera sin pedirme que me vaya a acostar, ella es la que yo quiero, flaquita, media curadita, que no respeta horarios ni a las visitas, la que me cautiva los sentidos….
Todo iba así suave como la brisa de verano, los dos juntos amándonos, sin prisa y sin calma, hasta que un día ellas decidieron hablar…
Se presentaron así en forma súbita, cada una mirando hacia un punto cardinal diferente alineadas como un paralelepípedo perfecto, un cuadrado de 30 centímetros por lado, frente a mis ojos mostrándome la llave secreta de la percepción; la señal máxima anhelada por los iniciados, hela ahí la manifestación de la luz con sentido místico masónico, queriendo mostrarme el equilibrio que subyace a todo lo manifiesto, que por fin me había hablado, los días de oscuridad habían terminado, nada sería igual, mírenlas…
¡¡No¡¡ …. No son cuatro¡¡¡, más bien son cinco¡¡¡… dentro de mí, en forma súbita, las ideas empiezan a trabajar, hay mucho por hacer, ahí esta la señal, el mensaje de lo infinito, ha llegado hasta mí amigos, podeís creerlo, lo siento como el corolario perfecto, lo sentí, ni siquiera lo puedo decir, ¡¡pero no¡¡¡ no se vayan, mosquitas quédense, no me dejen, por favor, esperen¡¡¡… traeré más ron¡¡¡, más tequila¡¡¡, más borbón¡¡¡…. Amigas¡¡¡….mosquitas¡¡¡¡… donde están ¿??? No se vayan por favor…..¡¡¡
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