A veces una mirada a nuestro alrededor nos hace percibir esas eternas sensaciones. Vemos al grillo desaparecer bajo su canto; a las madreselvas ascendiendo ante una lluvia o los ojos asustados de algún gato errante. La encrucijada de una risa que se pierde con el aire; el sabor enquistado del adiós como una sombra en nuestros labios; la soledad recortando nuestros pasos... Hoy tu presencia se hizo eco en mí bajo ese presentimiento de volver a verte. Recorrí el silencio de tus manos en una espiral de sueños diurnos; aquel amor flotando nuevamente entre los dos; la vida resumida en un atardecer de sensaciones. Hasta que tu mirada trunca estalló en mi rostro; las flores dejaron de emanar vanos perfumes y el amor atravesó la periferia de mi ser, mientras todo se hacía lejano y mudo...