Los pocos días que lo vi, lo observe lo suficiente como para poder conocerlo.Y es que podría jurar que lo lo he visto, que lo conocí en otra vida quizás, en una de las tantas que he vivido.

Él en ese momento habrá tenido dos ó tres años menos.

Ahora lo recuerdo, el chico de las dudas, de las tantas preguntas y de las pocas palabras, el que tenía un millon de formas de caminar.El chico de los minutos ocupados, el de las heriads leves.
El que habla tan solo por las noches, el de las sonrisas constantes.

No tuve el valor de preguntarle nuevamente su nombre, pero tenía tantas ganas de escuchar nuevamente su voz, de que me contara lo que le había sucedido en estos últimos años, en todo este tiempo que pretendí que el nunca existió.

Almenos noté el color miel en sus ojos, y logré sentir el aroma que dejaba al pasar, pude notar también su corazón lleno de sentimientos de odio y que aún no he averiguado por qué.Tampoco he llegado a entender el por qué de las sonrisas.Ni el motivo de los llantos en medio de la noche.Tiene bloqueados algunos sentidos.Le cuesta sentir las cosas materiales y no sabe experimentar el sabor de los colores.Me gustaría ayudarlo, para que comprenda que lo poco de la vida no está solo en el aire.Enseñarle lo difícil que es borrar los recuerdos, enseñarle como lelvar secretos a la tumba.

El tan solo no se quiere descubrir, lo sé porque me lo dijo alguna vez.Le gusta fingir ser algo que no es,lo poco que lo conozco sé que el rencor...lo es todo en su vida...