Tras pararme delante del espejo, como todas las mañanas de mi vida, veo que la tristeza de no tenerte me ha matado lo suficiente como para resignarme a vivir... una vida vacía y sin sentido. Quisiera que estuvieras aquí conmigo... sólo un momento más. Un instante, para tocar tu cabello, mirar a tus ojos, tus mares de infinita profundidad; para tocar tu mano y besar tus labios. Sólo quisiera hacerlo una vez más... Para sentirme vivo... para poder creer que el sueño eterno de la vida antes de ti... en el cual te he esperado... halla sido una pesadilla y tu el fin de ella... o un simple y dulce sueño del cual desperté para caer en la pesadilla de una realidad que no me ama... pero si aquí tu estuvieras, por lo menos tendría la certeza de que este sueño dulce existió alguna vez ¿Dónde estás? Te siento, pero no te puedo ver. ¿Dónde estás? Dime que estás aquí... demuéstramelo de alguna forma o me volveré loco. ¿Que no me ves? Sufro... y muero... Pero tanto es mi deseo de morir que la muerte se espanta de mí... y por esa simple razón mis pulmones aún llenan de aire a este lastimero pecho.

Me volteo y veo sólo el vacío del baño. Pronuncié tu nombre a media voz, y luego lo repetí en voz alta. Me volví a dar vuelta y me volví a ver en el espejo del baño. Soy un fantasma de mí mismo... cada fibra de mi cuerpo ya no tiene nada que hacer, porque se han degradado a la más patética expresión... lo más patético. Si estás aquí en esta misma habitación, no me mires... Soy... una cosa con una vida miserable... un objeto... cuya vida perdió cuando te fuiste... Quédate conmigo, quiero tocarte, amor. Sé que estás en esta habitación... Siento hasta tu calor... No te vayas... no te vayas...